Page 221 - La Constitución de los atenienses
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NOTAS AL TEXTO  ESPAÑOL



           más  bien  hacia  el  424/3,  de  modo  que  el  “Decreto  del  pueblo”,

           debió  haber sido  aprobado poco  antes  (cf.  Cataldi  1984:  77-113).

           De cualquier modo,  aun  suponiendo  que ese decreto  hubiera  sido

           aprobado  antes  del  446,  esto  no  obliga  a  ubicar la  Constitución de

           los atenienses poco después de entrar en vigor.  Se  podría  aludir a él

           en  cualquier  momento,  aunque  pasaran  muchos  años,  siempre
           que  tuviera  vigencia.  El  “Decreto”  habría  permanecido  en  vigor

           del  425  al  412  (Cataldi  1984:  97).


               Por otro  lado,  es  importante  señalar  el  probable  sentido  de  ese

           decreto.  En  él  se  establecían dos procedimientos judiciales de  pri­
           mera  y  de  segunda  instancia  respectivamente.  En  el  primer  caso,


           el  demos de Atenas  tenía jurisdicción  directa  sobre  delitos  que  de­
           bían  castigarse con  la pena capital  contra  quienes  hubieran  com e­

           tido  alta  traición  contra  el  régimen  democrático  en  las  ciudades

           aliadas.  En  el  segundo  caso,  cuando  se  trataba de delitos del  fuero

           común  (no  traición  a  la  patria)  y que  implicaban  también  la  pena

           de  muerte,  la  pérdida  de  derechos  o  el  exilio,  el  condenado  podía

           recurrir  en  segunda  instancia  a  la  jurisdicción  de  los  tribunales

           atenienses  (precisamente,  la  Helieia  de  los  thesmothetai),  que  po­

          dían  abrogar  la  decisión  del  tribunal  local,  sobre  todo  en  caso  de

          que  los  condenados  fueran  partidarios  de  la  democracia.  De  este

          modo  se  castigaba  a  los  enemigos  y  se  protegía  a  los  aliados  (cf.

          Cataldi  1984:  94-5).

               los depósitos en elPritaneo: Las  partes  en  un  juicio  debían  pagar

          una  suma  de  dinero  antes  de  su  comparecencia  ante  los  jueces;

          luego  de  haberse dado la sentencia,  el  perdedor pagaba  por ambas

          partes,  y la suma  resultante era  depositada  para  el  pago de  los jue­

          ces.  Es  evidente  que  no  eran  sólo  los  aliados  quienes  tenían  sus

          juicios  en Atenas.  Cataldi  (1984:  102-3)  considera que este proce­



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