Page 223 - La Constitución de los atenienses
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NOTAS AL TEXTO   ESPAÑOL


                    también los heraldos:  El Anónimo,  obviamente,  no  es  exhausti­

                vo  sobre  los  beneficios  que  produce  la  llegada  y permanencia  de

                los  extranjeros  en  Atenas  (beneficios  directos  e  indirectos,  o  de
                tipo turístico), y se contenta con dar algunos ejemplos, agregando

                inclusive el beneficio que obtienen los heraldos,  que veían aumen­

                tar sus ingresos al  tener mayor trabajo como mensajeros,  pregone­
                ros  o  asistentes  en  los  tribunales.  Además,  como  dice  Galiano

                (1951),  los  litigantes  que  llegaban  a  Atenas  necesitaban  aloja­

                miento,  un par de  mulas  para el  transporte de su equipaje,  servi­
                dumbre  adecuada,  etcétera; y además  era  necesario sobornar a l0s

                heraldos  (cf.  III  2-3)  si  se  quería  que  un  caso  fuera  prontamente

                resuelto.
                    18  adu/,ar al pueblo  de Atenas:  El  Anónimo  introduce  todo

                pasaje para exponer un pseudo kerdos: la adulación. A los atenienses

                sencillos  y  humildes  les  complacía  que  los  potentados  de  las  ciU­
                dades  vecinas  les  mostraran  respeto  y  reconocimiento,  aunque

                ello no  constituyera  un  beneficio  monetario.  Puede ser cierto que

                el autor de la obra se esté burlando de esa actitud,  como creen los
                comentadores,  pero  esto  lo  podría  haber  hecho  porque  era  real­

                mente importante para los atenienses pobres, e influía en sus deci­

                siones,  que  no se basaban sólo en  criterios económicos.

                    19 gracias a sus posesiones en el exterior: Se refiere en particular a las

                propiedades  adquiridas  en  las  ciudades  aliadas,  que  constituían
                asentamientos y puestos  de vigilancia  al  mismo  tiempo.  Los nue­

                vos propietarios atenienses  no  eran propiamente colonos,  e inclu­

                so  podían  radicar  en  Atenas  temporalmente,  de  manera  que  se
                veían  en  la necesidad de viajar con  frecuencia a  los lugares donde

                tenían sus propiedades.






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