Page 217 - La Constitución de los atenienses
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NOTAS AL TEXTO ESPAÑOL



             defender el propio peculio, y el dueño no podría permitir que su

             esclavo  fuera despojado de dinero, que podía ser suyo o del escla­
            vo.  El Anónimo da una explicación de las actitudes necesarias en

             una democracia y en una oligarquía. En Atenas, los esclavos resul­

             taban  muy lucrativos,  aunque  es  evidente  la  exageración  de  que

             los patrones se veían en la necesidad de ser esclavos de los siervos

            porque necesitaban el dinero de la renta. ¡Bonita esclavitud!

                 12 dimos igua^ ldad de palabra.... : Cf. nota a Ímiyopíav.

                 13  la  música:  Mouot'ICT\  (se.  τέχνη)  no  abarca  aquí  sólo  el  arte

             musical, sino las artes patrocinadas por las Musas (Galiano  1951),
             esto es,  la literatura, de la que la música formaba parte.

                cantar,  co"er,  danza.ry navegar...: Ni  es exhaustiva la relación

            de actividades ni  está en  orden.  Cantar y danzar corresponden  a

             los coros,  mientras que correr es una de las pruebas  de la gimna­

             sia.  "Navegar”  no  es propiamente lo que haría un  marino,  sobre

             todo si tenía que remar.

                los ricos se vuelvan  mds pobres: El Anónimo se queja de que los

             ricos soportan el costo de los coros, de los concursos de atletismo
             y del equipamiento de las naves de la armada.  Quienes sostenían

             la preparación de coros y atletas lo hacían generalmente de  buen

             grado,  pues con  ello obtenían  el aprecio y el  reconocimiento  de

             sus conciudadanos y una preeminencia social, como las mayordo-
             mías  de  las  fiestas  religiosas  en  México,  con  todo  y  sus  grandes

             diferencias.  De  cualquier  modo,  el  carácter  obligatorio  tenía  al­

            gún  efecto  negativo.  En  cuanto  a  las  naves,  los  responsables  de

             equiparlas obtenían también su parte de ganancias, pues el domi­
             nio ateniense beneficiaba a muchos ricos. De tal modo, no se pue­

             de decir que los pobres se enriquecieran con la raquítica paga que



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