Page 52 - La Constitución de los atenienses
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INTRODUCCIÓN
Algunos estudiosos han preferido, con mucha cautela, de
jar el problema en la incertidumbre, considerando que no es
posible dar una respuesta suficientemente fundamentada.
Frisch (1942), por ejemplo, ha optado por la solución que le
parece la más sensata: presentar la figura del autor sin pro
nunciarse por ninguna persona en particular. Se trataría de
un marino ateniense que escribe desde el exilio. Pero ni si
quiera así el problema adquiere contornos claros. Aymard se
encargó, en 1948, de refutar las conclusiones de Frish (REA
50: 152-4). Tal parece entonces que debemos contentarnos
con definir en términos muy generales la figura del autor
como lo hacía Serra (1979): “Anónimo ateniense, oligarca
declarado”. Es difícil ir más adelante. Podemos asumir que
el Anónimo era un ciudadano ateniense, pues en I 12 el au
tor se considera como tal (Ste. Croix 1972), aunque otras
veces nombra a los atenienses en tercera persona. Por otra
parte, aunque “queda abierto el problema acerca de si el au
tor era un moderado que hablaba a extremistas o un extre
mista que hablaba a moderados” (Lapini 1987-8: 30), el autor
se presenta como un oligarca, desde el propio inicio de la obra.
Nakategawa (1985) ha defendido la hipótesis de que el
Anónimo era un oligarca moderado (cf. también Schneider
1815: 47-48), por el hecho de que se manifiesta de acuerdo
en que los pobres estuvieran mejor que los nobles y ricos
(con base en I 2, cf. nota al griego). Sin embargo, el estudio
so, independientemente de que se basa en una lectura que
tal vez no sea genuina, no hace caso de afirmaciones tajantes
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