Page 285 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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suma de estas partes (14 + 7 + 4 + 2 + 1) es igual a 28.

       Hay muy pocos números perfectos. Solo hay uno entre el 1 y el 10, que es el 6;
  uno entre el 10 y el 100, que es el 28; uno entre el 100 y el 1000, que es el 496, y uno

  entre  el  1000  y  el  10 000,  que  es  el  8128.  Los  números  perfectos  se  encuentran

  mediante  la  siguiente  regla:  se  suma  el  primer  número  de  la  serie  de  números

  parmente  pares  (1,  2,  4,  8,  16,  32,  etcétera)  al  segundo  número  de  la  serie  y  si  se
  obtiene  un  número  primo,  se  lo  multiplica  por  el  último  número  de  la  serie  de

  números  parmente  pares  de  cuya  suma  se  ha  obtenido.  El  producto  es  el  primer

  número perfecto. Por ejemplo: el primero y el segundo números parmente pares son 1

  y 2, que suman 3, un número primo. Si 3 se multiplica por 2, el último número de la
  serie de números parmente pares que se ha utilizado para obtenerlo, el producto es 6,

  el primer número perfecto. Si el resultado de la suma de los números parmente pares

  no es un número primo, hay que añadir el siguiente número parmente par de la serie
  hasta  obtener  un  número  primo.  El  segundo  número  perfecto  se  obtiene  de  la

  siguiente manera: la suma de los números parmente pares 1, 2 y 4 es 7, que es un

  número  primo.  Si  7  se  multiplica  por  4  (el  último  número  de  la  serie  de  números
  parmente  pares  que  se  ha  utilizado  para  obtenerlo),  el  producto  es  28,  que  es  el

  segundo número perfecto. Este sistema de cálculo puede continuar hasta el infinito.

       Cuando  los  números  perfectos  se  multiplican  por  2,  producen  números

  superperfectos y, cuando se dividen por 2, producen números deficientes.
       Los pitagóricos desarrollaron su filosofía a partir de la ciencia de los números. La

  cita  siguiente,  tomada  de  Aritmética  teórica  de  los  pitagóricos,  es  un  ejemplo

  excelente de esta práctica:



       Por  consiguiente,  los  números  perfectos  son  imágenes  hermosas  de  las
       virtudes, que son el punto medio entre el exceso y el defecto y no lo máximo,

       como suponían algunos antiguos No cabe duda de que lo opuesto de un mal es

       otro mal, pero los dos se oponen a un bien. En cambio, lo opuesto de un bien

       nunca es otro bien, sino dos males al mismo tiempo. Por ejemplo, lo contrario
       de la timidez es el descaro y los dos tienen en común la falta de verdadero

       valor, pero tanto la timidez como el descaro se oponen a la fortaleza. La astucia

       se opone a la necedad; las dos tienen en común la falta de inteligencia y a las

       dos se opone la prudencia. Asimismo, la profusión se opone a la avaricia; las
       dos  tienen  en  común  la  tacañería  y  las  dos  se  oponen  a  la  liberalidad.  Lo

       mismo se puede decir acerca de las demás virtudes y por eso resulta evidente

       que  los  números  perfectos  tienen  gran  similitud  con  las  virtudes,  aunque
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