Page 286 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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también se parecen a ellas en otro aspecto: porque no se encuentran a menudo,
ya que hay pocos, y se generan en un orden muy constante. Por el contrario,
los números superperfectos se pueden encontrar en cantidades infinitas, no
están dispuestos en una serie ordenada ni se generan a partir de ningún fin
cierto, con lo cual guardan una gran similitud con los vicios, que son
numerosos, desordenados e indefinidos.
La tabla de los diez números
(El siguiente esbozo de los números pitagóricos es una paráfrasis de los escritos de
Nicómaco, Teón de Esmirna, Proclo, Porfirio, Plutarco, san Clemente de Alejandría,
Aristóteles y otros de los primeros expertos).
La mónada, el 1, es llamada así porque siempre permanece en el mismo estado, es
decir, apartada de la multitud. Sus atributos son los siguientes: la llaman mente,
porque la mente es estable y tiene preeminencia; hermafroditismo, porque es
masculina y femenina a la vez; impar y par, porque, si se suma a lo par, el resultado es
impar y, si se suma a lo impar, es par; Dios, porque es el principio y el final de todo,
aunque en sí misma no tiene ni principio ni fin; buena, porque así es la naturaleza de
Dios, y el receptáculo de la materia, porque produce la díada, que es, en esencia,
material.
Los pitagóricos llamaban a la mónada caos, oscuridad, sima, Tártaro, Estigia,
abismo, Lete, Atlas, eje, Morfo (un nombre que se aplicaba a Venus) y Torre del
Trono de Júpiter, como consecuencia del gran poder que reside en el centro del
universo y controla el movimiento circular de los planetas en torno a él. A la mónada
también se la llama razón germinal, porque es el origen de todos los pensamientos del
universo. Otros nombres que se le dieron fueron: Apolo, por su relación con el sol;
Prometeo, porque llevaba luz a los hombres; Pyralios, el que mora en el fuego;
genitura, porque sin ella no existe ningún número; sustancia, porque la sustancia es
primordial; causa de la verdad, y constitución de la sinfonía: todo esto porque es la
primigenia.
Entre mayor y menor, la mónada es igual: entre intención y remisión, es lo
intermedio; en la multitud, es el medio, y en el tiempo, es el ahora, porque la eternidad
no conoce ni pasado ni futuro. La llaman Júpiter, porque es el padre y el director de
los dioses: Vesta, el fuego del hogar, porque está situada en medio del universo y allí