Page 331 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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sujetó  cuatro  cuerdas,  todas  de  la  misma  composición,  tamaño  y  peso.  Ató  a  la

  primera un peso de doce libras {cinco kilos y medio}; a la segunda, uno de nueve
  libras  {cuatro  kilos};  a  la  tercera,  uno  de  ocho  libras  {tres  kilos  y  medio},  y  a  la

  cuarta,  uno  de  seis  libras  {algo  más  de  dos  kilos  y  medio}.  Los  distintos  pesos

  correspondían al tamaño de los martillos de los metalistas.

       A  continuación,  Pitágoras  descubrió  que  cuando  sonaban  juntas  la  primera  y  la
  cuarta cuerda, producían el intervalo armónico de una octava, porque duplicar el peso

  producía el mismo efecto que dividir la cuerda por la mitad. Como la tensión de la

  primera cuerda era el doble que la de la cuarta, se decía que la proporción entre ellas

  era de 2 a 1, o sea, el doble. Mediante una experimentación similar, determinó que la
  primera y la tercera cuerdas producían la armonía del diapente o intervalo de quinta.

  Como la tensión de la primera cuerda era una vez y media la de la tercera, se decía que

  la proporción entre ellas era de 3 a 2, o sesquiáltero. Asimismo, como la segunda y la
  cuarta  cuerdas  tenían  la  misma  proporción  que  la  primera  y  la  tercera,  daban  una

  armonía de diapente. Pitágoras continuó su investigación y descubrió que la primera y

  la segunda cuerda producían la armonía de diatesarón, o intervalo de cuarta, y, como
  la tensión de la primera cuerda era un tercio más grande que la de la segunda, se decía

  que su proporción era de 4 a 3, o un sesquitercio. Como la tercera y la cuarta cuerdas

  guardaban la misma proporción que la primera y la segunda, producían otra armonía

  de  diatesarón.  Según  Jámblico,  la  segunda  y  la  tercera  cuerdas  guardaban  una
  proporción de 8 a 9.

       La  clave  de  las  proporciones  armoniosas  está  oculta  en  la  famosa  tetractys

  pitagórica, o pirámide de puntos. La tetractys está compuesta por los cuatro primeros

  números —1, 2, 3 y 4—, que, en sus proporciones, revelan los intervalos de octava, el
  diapente y el diatesarón. Aunque la ley de los intervalos armónicos, tal como se acaba

  de  exponer,  es  cierta,  posteriormente  se  ha  demostrado  que  unos  martillos  que

  golpeen  el  metal  de  la  manera  descrita  no  producen  los  diversos  tonos  que  se  les
  atribuyen. Por consiguiente, es muy probable que Pitágoras elaborara su teoría de la

  armonía a partir del monocordio, un instrumento con una sola cuerda tendida entre

  dos clavijas y provisto de trastes móviles.

       Para  Pitágoras,  la  música  era  uno  de  los  dominios  de  la  ciencia  divina  de  la
  matemática  y  sus  armonías  eran  controladas  de  forma  inflexible  por  proporciones

  matemáticas. Según los pitagóricos, la matemática demostraba el método exacto que

  empleaba el Bien para establecer y mantener su universo. Por consiguiente, el número

  precede  a  la  armonía,  porque  la  ley  inmutable  es  lo  que  gobierna  todas  las
  proporciones  amónicas.  Tras  descubrir  estas  proporciones  armónicas,  Pitágoras  fue
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