Page 328 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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XVII
LA TEORÍA PITAGÓRICA DE LA MÚSICA Y EL COLOR
La armonía es un estado que los grandes filósofos reconocen como requisito esencial
e inmediato de la belleza. Algo compuesto solo se denomina «bello» cuando sus
partes forman una combinación armoniosa. El mundo se llama «bello» y a su Creador
se lo llama «bueno», porque lo bueno forzosamente debe actuar de conformidad con
su propia naturaleza y actuar bien según su propia naturaleza es la armonía, porque lo
bueno que se consigue armoniza con lo bueno que se es. Por consiguiente, la belleza
es armonía que manifiesta su propia naturaleza intrínseca en el mundo de la forma.
El universo está compuesto por grados sucesivos del bien, que ascienden desde lo
material (el grado más bajo del bien) hasta lo espiritual (el grado más alto del bien).
En el hombre, su naturaleza superior es el summum bonum. Por consiguiente, se
deduce que su naturaleza superior conoce enseguida el bien, porque el bien exterior a
él en el mundo está en proporción armónica con el bien presente en su alma. Lo que
el hombre denomina «mal» no es, por lo tanto —al igual que la materia—, más que el
grado mínimo de su propio opuesto. El grado mínimo del bien presupone, asimismo,
el grado mínimo de armonía y belleza; por eso, la deformidad (el mal) en realidad es
la combinación menos armoniosa de elementos naturalmente armónicos como
unidades individuales. La deformidad es antinatural, porque, al ser el Bien la suma de
todo, es natural que todas las cosas sean partícipes del Bien y estén dispuestas en
combinaciones que sean armoniosas. La armonía es la manifestación de la voluntad
del Bien eterno.
La Filosofía de la música