Page 329 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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Es sumamente probable que los iniciados griegos obtuvieran su conocimiento de los
aspectos filosóficos y terapéuticos de la música de los egipcios, quienes, a su vez,
consideraban fundador de esta arte a Hermes. Según una leyenda, este dios fabricó la
primera lira tensando cuerdas por encima de la concavidad del caparazón de una
tortuga. Tanto Isis como Osiris eran patronos de la música y la poesía. Al describir lo
antiguas que eran estas artes entre los egipcios, Platón declaró que las canciones y la
poesía existían en Egipto como mínimo desde hacía diez mil años y que eran tan
exaltadas e inspiradas que solo podían haber sido compuestas por los dioses o por
hombres que fueran como los dioses. En los Misterios, la lira se consideraba el
símbolo secreto de la constitución humana: el cuerpo del instrumento representa la
forma física, las cuerdas son los nervios y el músico es el espíritu. Tocando los
nervios, el espíritu creaba las armonías del funcionamiento normal, que, sin embargo,
se convertían en acordes disonantes, si la naturaleza del hombre se corrompía.
Aunque los chinos, los hindúes, los persas, los egipcios, los israelitas y los griegos
primitivos empleaban tanto música vocal como instrumental en sus ceremonias
religiosas y también como complemento de la poesía y el teatro, fue Pitágoras quien
elevó el arte a su auténtica dignidad, mediante la demostración de su base matemática.
Si bien se dice que él no era músico, en general se atribuye a Pitágoras el
descubrimiento de la escala diatónica. Después de aprender la teoría divina de la
música de los sacerdotes de los diversos Misterios en los que había sido aceptado,
Pitágoras reflexionó durante varios años sobre las leyes que regían la consonancia y la
disonancia. No se sabe cómo resolvió realmente el problema, pero se ha inventado la
explicación siguiente.