Page 332 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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iniciando poco a poco a sus discípulos en aquello que constituía el arcano supremo de
sus Misterios. Dividió las innumerables partes de la creación en una cantidad enorme
de planos o esferas y asignó a cada uno de ellos un tono, un intervalo armónico, un
número, un nombre, un color y una forma. A continuación, procedió a comprobar la
precisión de sus deducciones haciendo demostraciones en los diferentes planos de la
inteligencia y la sustancia, pasando de la premisa lógica más abstracta al sólido
geométrico más concreto. Partiendo del común acuerdo de estos métodos diversos de
demostración, estableció la existencia incuestionable de determinadas leyes naturales.
Una vez establecida la música como ciencia exacta, Pitágoras aplicó su ley recién
hallada de los intervalos armónicos a todos los fenómenos de la naturaleza y llegó
incluso a demostrar la relación amónica de los planetas, las constelaciones y los
elementos entre sí. Un ejemplo notable de corroboración moderna de las antiguas
enseñanzas filosóficas es la de la progresión de los elementos según proporciones
amónicas. Mientras confeccionaba una lista de los elementos en orden creciente de sus
pesos atómicos, John A. Newlands descubrió que el octavo elemento a partir de
cualquier otro tenía unas propiedades muy similares al primero. Este descubrimiento
se conoce, en la química moderna, como la ley de las octavas.
Porque afirmaban que la armonía no se debe determinar según las percepciones de
los sentidos, sino mediante la razón y la matemática, los pitagóricos se llamaban a sí
mismos canónicos, para diferenciarse de los músicos de la Escuela Armónica, que
sostenían que el gusto y el instinto eran los auténticos principios normativos de la
armonía. Sin embargo, Pitágoras reconoció la profunda impresión que producía la
música en los sentidos y las emociones y no dudó en influir en la mente y el cuerpo
mediante lo que él denominaba «medicina musical».
Pitágoras mostraba una preferencia tan marcada por los instrumentos de cuerda
que llegó incluso a advertir a sus discípulos que no permitieran que les profanara los
oídos el sonido de flautas o platillos. Declaró también que el alma se podía purificar
de sus influencias irracionales mediante cantos solemnes entonados con el
acompañamiento de una lira. En su investigación sobre el valor terapéutico de la
armonía, Pitágoras descubrió que los siete modos o claves del sistema musical griego
tenían la capacidad de instigar o aplacar las diversas emociones. Cuentan que una
noche, mientras observaba las estrellas, encontró a un joven aturdido por el alcohol y
enloquecido por los celos que estaba amontonando haces de leña alrededor de la
puerta de su amada con la intención de quemar la casa. Acentuaba el frenesí del joven
un flautista que, a corta distancia, interpretaba una melodía según el enardecedor
modo frigio. Pitágoras indujo al músico a pasar al modo espondaico, lento y rítmico,