Page 642 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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Westminster, con quien estableció una fuerte amistad, y, más para complacer a John

  que  al  rey,  Ramón  aceptó  ir  a  Inglaterra.             [181]   Crema"  sentía  un  deseo  intenso  de

  descubrir el último gran secreto de la alquimia —la manera de hacer el polvo de la
  transmutación—  y  Ramón,  a  pesar  de  su  amistad,  nunca  se  lo  había  revelado,  de

  modo que Cremer actuó con astucia: no tardó en averiguar qué era lo que Ramón más

  anhelaba en el fondo de su corazón: convertir a los infieles. Contó maravillas al rey

  sobre el oro que Llull sabía fabricar y convenció a Ramón, diciéndole que, si el rey
  Eduardo  disponía  de  los  medios  necesarios,  no  costaría  demasiado  inducirlo  a

  emprender una cruzada contra los musulmanes.

       »Ramon había apelado tantas veces a papas y a reyes que ya no confiaba en ellos,
  a pesar de lo cual, como último recurso, acompañó a Inglaterra a su amigo Cremer.

  Este lo alojó en su abadía y lo trató con distinción y finalmente Llull le enseñó allí el

  polvo:  el  secreto  que  Cremer  anhelaba  conocer  hacía  tanto  tiempo.  Una  vez

  perfeccionado  el  polvo,  Cremer  llevó  a  Llull  ante  el  rey,  que  lo  recibió  como
  cualquiera  recibiría  a  alguien  capaz  de  proporcionarle  infinidad  de  riquezas  Ramón

  impuso una sola condición: que el oro que se fabricase no se gastara en los lujos de la

  corte  ni  en  luchar  contra  ningún  rey  cristiano  y  que  el  propio  Eduardo  fuese  en

  persona a luchar contra los infieles. Eduardo le prometió todo y nada.
       »Se adjudicaron a Ramón unos aposentos en la Torre y allí nos dice que transmutó

  más  de  veinte  toneladas  de  mercurio,  plomo  y  estaño  en  oro  puro,  con  el  cual  se

  acuñaron en la casa de la moneda seis millones de nobles, cada uno de los cuales vale
  alrededor  de  tres  libras  esterlinas  al  precio  actual.  Todavía  se  encuentran  en

  colecciones  de  anticuarios  algunas  monedas  que,  supuestamente,  se  acuñaron  con

  aquel oro.    [182]  A Roberto Bruce le envió un librito titulado Of the Art of Transmuting

  Metals. El doctor Edmund Dickenson narra que, cuando trasladaron el claustro que
  Ramón ocupaba en Westminster, los obreros encontraron un poco de polvo, con el

  cual se enriquecieron.

       »Durante  su  residencia  en  Inglaterra,  Llull  se  hizo  amigo  de  Roger  Bacon.

  Evidentemente, el rey Eduardo no tenía la menor intención de emprender una cruzada.
  Los aposentos de Ramón en la Torre no eran más que una prisión honrosa y él no

  tardó  en  darse  cuenta  de  la  situación.  Anunció  que,  por  no  haber  cumplido  su

  promesa,  Eduardo  no  encontraría  más  que  desgracias  y  sufrimientos,  huy6  de
  Inglaterra en 1315 y partió una vez más a predicar a los infieles Ya era un hombre

  anciano y ninguno de sus amigos confiaba en volver a verlo nunca más.

       »Se dirigió primero a Egipto, después a Jerusalén y de allí por tercera vez a Túnez,
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