Page 366 - Dune
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Paul miró a Farok.
—¿Es este el Liet que nosotros conocemos como Kynes? —preguntó.
—Sólo hay un Liet —dijo Farok.
Paul se volvió, y su mirada recorrió a los Fremen junto a él. Entonces, Liet-Kynes
ha muerto, pensó.
—Ha sido la traición de los Harkonnen —exclamó alguien—. Lo han hecho de
modo que pareciera un accidente… perdido en el desierto… un tóptero estrellado…
Paul se sintió invadido por una oleada de rabia. El hombre que les había ofrecido
su amistad, que les había salvado de la caza de los Harkonnen, el hombre que había
enviado a las cohortes Fremen a buscar a dos criaturas perdidas en el desierto… otra
víctima de los Harkonnen.
—¿Usul siente ya sed de venganza? —preguntó Farok.
Antes de que Paul pudiera responder, fue dada una orden en voz baja, y todo el
grupo avanzó, penetrando en una caverna más amplia y arrastrando a Paul con ellos.
En el repentino espacio abierto, se halló frente a Stilgar y a una mujer desconocida
envuelta en un vestido flotante de brillantes colores naranja y verde. Sus brazos
estaban desnudos hasta los hombros, y vio que no llevaba destiltraje. Su piel era de
un color oliva pálido. Sus oscuros cabellos estaban peinados hacia atrás en su frente,
haciendo resaltar sus pómulos y su aquilina nariz entre la densa oscuridad de sus ojos.
Se volvió hacia él, y Paul vio que de sus orejas colgaban anillos dorados
entremezclados con medidas de agua.
—¿Este es el que ha vencido a mi Jamis? —preguntó.
—Cállate, Harah —dijo Stilgar—. Fue Jamis quien le desafió… fue él quien
invocó el tahaddi al-burhan.
—¡Pero es un muchacho! —dijo ella. Agitó bruscamente la cabeza, haciendo
tintinear las medidas de agua—. ¿Mis hijos son huérfanos por culpa de otro niño?
¡Seguro, ha sido un accidente!
—Usul, ¿cuántos años tienes? —preguntó Stilgar.
—Quince años estándar —dijo Paul.
La mirada de Stilgar recorrió el grupo reunido ante ellos.
—¿Hay alguno entre vosotros que quiera desafiarle?
Silencio.
Stilgar miró a la mujer.
—Y yo, hasta que no haya aprendido su extraño arte de combatir, no le desafiaré.
Ella le devolvió la mirada.
—Pero…
—¿Has visto a la extraña mujer que ha ido con Chani a ver a la Reverenda
Madre? —preguntó Stilgar—. Es nuestra no-freyn Sayyadina, la Madre de este
muchacho. Madre e hijo son maestros en ese extraño arte de batirse.
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