Page 369 - Dune
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—Se  apresuran  a  terminar  su  couta  de  plásticos  antes  de  que  huyamos.
           Necesitaremos un gran número de colectores de rocío para los cultivos.
               —¿Huir?

               —Hasta  que  los  carniceros  dejen  de  darnos  caza  o  sean  arrojados  de  nuestras
           tierras.
               Por  un  momento,  a  Paul  le  pareció  que  el  tiempo  se  detenía,  y  volvía  a  él  un

           fragmento, una proyección visual de su presciencia… pero estaba desplazada, como
           un montaje mal secuenciado. Los fragmentos de su memoria presciente no estaban
           dispuestos exactamente como los recordaba.

               —Los Sardaukar nos dan caza —dijo él.
               —No  encontrarán  mucho,  excepto  uno  o  dos  sietch  vacíos  —dijo  ella—.  Y
           encontrarán su propia ración de muerte en la arena.

               —¿Encontrarán también este lugar?
               —Probablemente.

               —¿Y  mientras  estamos  perdiendo  el  tiempo  en…  —señaló  con  la  cabeza  la
           arcada, ahora ya lejos a sus espaldas—… en fabricar estos… colectores de rocío?
               —Las plantaciones continúan.
               —¿Qué son los colectores de rocío? —preguntó él.

               Ella le miró con una intensa sorpresa en sus ojos.
               —¿No te han enseñado nada en el… allí en el lugar de donde vengas?

               —Nada sobre los colectores de rocío.
               —¡Hai! —dijo ella, y en aquella exclamación había todo un discurso.
               —Bien, ¿qué es lo que son?
               —Cada matojo, cada hierba que ves allá afuera en el erg —dijo ella—, ¿cómo

           crees  que  viven  una  vez  los  hemos  plantado?  Cada  uno  de  ellos  es  tiernamente
           plantado en su pequeño pozo. Los pozos son llenados con unos diminutos óvalos de

           cromoplástico. La luz los hace virar al blanco. Si los miras desde una altura, puedes
           verlos  brillar  al  alba.  Un  reflejo  blanco.  Pero  cuando  el  Viejo  Padre  Sol  parte,  el
           cromoplástico se vuelve transparente en la oscuridad. Se enfría con extrema rapidez.
           La superficie condensa la humedad del aire. Esta humedad queda retenida y nuestras

           plantas viven.
               —Colectores de rocío —murmuró él, maravillado ante la sencilla belleza de aquel

           procedimiento.
               —Lloraré a Jamis cuando sea el tiempo de hacerlo —dijo ella, como si su mente
           no hubiera dejado de pensar ni un momento en su otra pregunta—. Jamis era un buen

           hombre, pero rápido en su cólera. Un buen proveedor de alimentos, y una maravilla
           con  los  niños.  No  hizo  ninguna  distinción  entre  el  niño  de  Geoff,  el  mayor,  y  su
           propio hijo. Eran iguales a sus ojos. —Miró interrogadoramente a Paul—. ¿Será igual

           contigo, Usul?




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