Page 380 - Dune
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Reverenda Madre, que la droga la mataba a una.
               Jessica  concentró  su  atención  en  la  Reverenda  Madre  Ramallo,  dándose
           repentinamente cuenta de que todo aquello estaba ocurriendo en un breve instante…

           en un tiempo que estaba en suspenso sólo para ella.
               ¿Por  qué  se  ha  detenido  el  tiempo?,  se  preguntó.  Contempló  todas  aquellas
           expresiones petrificadas a su alrededor, viendo un grano de polvo suspendido sobre la

           cabeza de Chani, inmóvil.
               Esperando.
               La respuesta llegó en aquel instante como una explosión en su consciencia: su

           tiempo personal estaba suspendido para salvarle la vida.
               Se  concentró  en  aquella  extensión  psicoquinésica  de  sí  misma,  mirando  en  su
           propio interior, e inmediatamente fue confrontada a un núcleo celular, un pozo de

           tinieblas que la rechazó.
               En  el  lugar  al  que  no  podemos  mirar,  pensó.  Es  el  lugar  que  las  Reverendas

           Madres mencionan reluctantemente… el lugar que sólo un Kwisatz Haderach puede
           ver.
               Aquella comprensión le devolvió un poco de su confianza, e intentó de nuevo
           concentrarse  en  aquella  extensión  psicoquinésica,  transformándose  en  un  grano  de

           polvo dispuesto a explorarse a sí mismo en busca del peligro.
               Lo encontró en la droga que había ingerido.

               Era como un torbellino de partículas danzantes en su interior, tan rápido que ni
           siquiera la detención del tiempo conseguía pararlo. Partículas danzantes. Empezó a
           reconocer estructuras familiares, cadenas atómicas: un átomo de carbono aquí, una
           formación  helicoidal…  una  molécula  de  glucosa.  Toda  una  cadena  de  moléculas

           frente a ella, en la que reconoció una proteína… una configuración metil-proteína.
               ¡Ahhh!

               Fue como un suspiro mental desprovisto de sonido, surgiendo de lo más profundo
           de sí misma junto con la identificación de la naturaleza del veneno.
               Penetró  dentro  de  sí  misma  con  su  onda  psicoquinésica,  separó  un  átomo  de
           oxígeno,  ligó  uno  de  carbono  a  la  cadena,  restableció  la  unión  del  oxígeno…

           hidrógeno.
               La  modificación  se  desarrolló…  más  y  más  aprisa  a  medida  que  la  reacción

           catalítica ampliaba su superficie de contacto.
               La  suspensión  del  tiempo  la  abandonó.  Percibió  movimientos.  El  extremo  del
           tubo se agitó en su boca… suavemente, recogiendo un poco de su saliva.

               Chani está tomando el catalizador de mi cuerpo para transformar el veneno de
           ese saco, pensó Jessica. ¿Por qué?
               Alguien la hizo sentarse. Vio que la Reverenda Madre era transportada hasta su

           lado, en el extremo de la alfombrada plataforma. Una reseca mano tocó su cuello.




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