Page 457 - Dune
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hecho  conocido  por  todos  nosotros,  y  sería  una  estupidez  si  no  lo  reconociera  yo
           mismo. Comencé a adiestrarme en estas artes mucho antes que vosotros, y aquellos
           que  me  enseñaron  eran  mucho  más  duros  que  cualquiera  que  vosotros  hayáis

           afrontado nunca. ¿Cómo creéis sino que yo haya podido vencer a Jamis a una edad en
           la cual vuestros hijos aún juegan?
               Está usando bien la Voz, pensó Jessica, pero con esta gente no es suficiente. Está

           bastante bien aislada de todo control verbal. Debe agredirles también con la lógica.
               —Así  pues  —dijo  Paul—,  volvamos  a  esto  —tomó  el  cilindro  de  mensajes,
           extrajo éste y lo mostró—. Esto fue tomado a un correo Harkonnen. Su autenticidad

           está fuera de toda duda. Está dirigido a Rabban. Dice que cualquier petición que haga
           de nuevas tropas será rechazada, que su producción de especia es inferior a la cuota,
           que debe extraer mucha más especia de Arrakis con la gente que posee.

               Stilgar avanzó hasta situarse al lado de Paul.
               —¿Cuántos  de  vosotros  habéis  comprendido  lo  que  significa  esto?  —preguntó

           Paul—. Stilgar lo ha visto inmediatamente.
               Paul devolvió el mensaje y el cilindro a su cintura. Tomó de su cuello una cinta de
           hilo shiga trenzado, sacó un anillo y lo mostró a la multitud.
               —Este era el sello ducal de mi padre —dijo—. He jurado no llevarlo nunca hasta

           el día en que pueda conducir a mis tropas sobre todo Arrakis y reclamar el planeta
           como mi legítimo feudo —se puso el anillo en un dedo, y cerró el puño.

               El silencio en la caverna se hizo aún más profundo.
               —¿Quién gobierna aquí? —preguntó Paul. Alzó su puño—. ¡Yo gobierno aquí!
           ¡Yo gobierno sobre cada centímetro cuadrado de Arrakis! ¡Este es mi feudo ducal, lo
           quiera o no el Emperador! ¡Él se lo concedió a mi padre, y me corresponde a través

           de mi padre!
               Paul se alzó sobre la punta de sus pies y observó la multitud, intentando captar

           sus emociones.
               Casi, pensó.
               —Aquí  hay  hombres  que  ocuparán  posiciones  importantes  en  Arrakis  cuando
           reclame los derechos Imperiales que me pertenecen —dijo Paul—. Stilgar es uno de

           esos hombres. ¡No porque quiera corromperlo! Tampoco por gratitud, aunque yo sea
           uno de entre los muchos que hay aquí que le debemos la vida. ¡No! Sino porque es

           sabio y fuerte. Porque gobierna a su gente con su inteligencia y no sólo con las reglas.
           ¿Me  creéis  estúpido?  ¿Pensáis  que  estoy  dispuesto  a  cortarme  el  brazo  derecho  y
           dejarlo  sangrando  en  el  suelo  de  esta  caverna  sólo  para  proporcionaros  un

           espectáculo?
               Fulminó a la multitud con la mirada.
               —¿Hay alguien aquí que se atreva a decir que no soy el legítimo gobernante de

           Arrakis? —preguntó—. ¿Acaso tengo que probarlo privando a todas las tribus del erg




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