Page 468 - Dune
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a esta región. No podemos arriesgarnos a ser descubiertos ahora.
               Emergieron en el estrecho corredor a lo largo del cual se entraba en la Caverna de
           los Pájaros. Algunos globos se iluminaron. Otheym apresuró su paso.

               —Sígueme. Rápido.
               Avanzaron  aprisa  a  lo  largo  del  corredor,  traspasaron  otra  puerta  de  válvula,
           después otro corredor, y finalmente cruzaron unos cortinajes para penetrar en la que

           había sido la alcoba de la Sayyadina en los días en que aquella había sido tan sólo una
           caverna de etapa. Ahora, alfombras y almohadones cubrían el suelo. Tapices con el
           emblema del halcón rojo revestían las rocosas paredes. Un escritorio bajo, a un lado,

           estaba lleno de papeles cuyo olor a especia revelaba su procedencia.
               La Reverenda Madre estaba sentada, sola, en la parte directamente opuesta a la
           entrada. Levantó la mirada, con aquella expresión introspectiva que hacía temblar a

           los no iniciados.
               Otheym juntó las palmas y dijo:

               —He traído a Chani. —Se inclinó, desapareciendo a través de los cortinajes.
               Y Jessica pensó: ¿Cómo puedo decírselo a Chani?
               —¿Cómo está mi nieto? —preguntó Jessica.
               Esta es la acogida ritual, pensó Chani, y sus temores regresaron. ¿Dónde está

           Muad’Dib? ¿Porqué no está aquí para recibirme?
               —Está bien y es feliz, madre —dijo Chani—. Lo he dejado al cuidado de Harah,

           con Alia.
               Madre, pensó Jessica. Sí, tiene derecho a llamarme así en la acogida ritual. Me
           ha dado un nieto.
               —He oído que el Sietch Coanua ha ofrecido tejido —dijo Jessica.

               —Un tejido maravilloso —dijo Chani.
               —¿Te ha dado Alia algún mensaje?

               —Ningún  mensaje.  Pero  el  sietch  está  más  calmado  ahora  que  la  gente  ha
           empezado a aceptar el milagro de su condición.
               ¿Por  qué  continúa  ganando  tiempo?,  se  preguntó  Chani.  Se  trata  de  algo  tan
           urgente  como  para  enviar  un  tóptero  a  buscarme.  Entonces,  ¿por  qué  todas  estas

           formalidades?
               —Debemos usar algo de este tejido para hacerle algunos vestidos al pequeño Leto

           —dijo Jessica.
               —Como  quieras,  madre  —dijo  Chani.  Bajó  los  ojos—.  ¿Hay  noticias  de  las
           batallas?  —Mantuvo  su  rostro  desprovisto  de  expresión  para  que  Jessica  no

           comprendiera  sus  auténticas  razones…  el  hecho  de  que  había  formulado  aquella
           pregunta únicamente para saber algo de Muad’Dib.
               —Nuevas  victorias  —dijo  Jessica—.  Rabban  ha  hecho  algunas  cautelosas

           tentativas  acerca  de  la  posibilidad  de  una  tregua.  Sus  mensajeros  le  han  sido




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