Page 492 - Dune
P. 492

—La her… —el Barón centró su atención en el Emperador—. No comprendo.
               —También yo, a veces, soy en exceso prudente —dijo el Emperador—. Se me
           informó de que en vuestras deshabitadas regiones meridionales se apreciaban huellas

           de actividad humana.
               —¡Pero no es posible! —protestó el Barón—. Los gusanos… No hay más que
           arena hasta…

               —Esa  gente  parece  perfectamente  capaz  de  evitar  los  gusanos  —dijo  el
           Emperador.
               La niña se sentó en el estrado al lado del trono, haciendo bascular sus pequeños

           pies. Había un indudable aire de seguridad en la forma en que observaba la escena.
               El  Barón  observó  aquellos  pequeños  pies  oscilantes,  las  sandalias  moviéndose
           bajo las ropas.

               —Desafortunadamente —dijo el Emperador—, tan sólo envié cinco transportes
           con una reducida fuerza de ataque para capturar prisioneros e interrogarlos. Apenas

           consiguieron  escapar  con  tan  sólo  tres  prisioneros  y  un  solo  transporte.
           Comprendedlo  bien,  Barón:  mis  Sardaukar  fueron  casi  aniquilados  por  una  fuerza
           defensiva compuesta en gran parte por mujeres, niños y viejos. Esta niña estaba al
           mando de uno de los grupos que nos atacaron.

               —¡Ved, Vuestra Majestad! —dijo el Barón—. ¡Ved como son!
               —Yo misma me dejé capturar —dijo la niña—. No quería enfrentarme con mi

           hermano y tener que decirle que su hijo había sido asesinado.
               —Sólo  un  puñado  de  hombres  consiguió  escapar  —dijo  el  Emperador—.
           ¡Escapar! ¿Los oís bien?
               —Los hubiéramos aniquilado también, de no haber sido por las llamas —dijo la

           niña.
               —Mis Sardaukar se sirvieron de los chorros de sus transportes como lanzallamas

           —dijo  el  Emperador—.  Un  movimiento  desesperado,  y  lo  único  que  les  permitió
           escapar  con  tres  prisioneros.  Observad  bien  esto,  mi  querido  Barón:  ¡Sardaukar
           obligados a huir confusamente ante mujeres y niños y viejos!
               —Debemos atacarles en masa —chirrió el Barón—. Debemos destruirles hasta el

           último vestigio de…
               —¡Silencio! —rugió el Emperador. Se levantó del trono—. ¡No abuséis por más

           tiempo de mi indulgencia! Permanecéis aquí, ante mí, con vuestra estúpida inocencia
           y…
               —Majestad —dijo la vieja Decidora de Verdad.

               El Emperador la hizo callar imperativamente.
               —¡Me  decís  que  no  sabéis  nada  de  lo  que  hemos  descubierto,  nada  de  las
           cualidades guerreras de este soberbio pueblo! —Se dejó caer de nuevo en su trono—.

           ¿Por quién me estáis tomando, Barón?




                                        www.lectulandia.com - Página 492
   487   488   489   490   491   492   493   494   495   496   497