Page 121 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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algunos de sus compañeros han perdido la vida, se sien
ten al límite de sus fuerzas, así que contestan a Ulises:
«¡Debes de estar hecho de hierro para no querer pararte!»
Euríloco toma la palabra en nombre de la tripulación
y dice: «Nos detendremos aquí.» «De acuerdo», responde
Ulises, «pero sólo viviremos de las provisiones que nos dio
Circe.» La hechicera bebía néctar y ambrosía, pero les
ofreció pan y vino, los alimentos humanos. El barco ama
rra en la costa, bajan a la playa y comen de sus provisio
nes. A la mañana siguiente se alza un viento tormentoso
que sopla días y días, de modo que no pueden zarpar de
nuevo. Están bloqueados en la isla, y poco a poco van
consumiendo sus alimentos hasta agotarlos. El hambre los
azota y les retuerce el vientre.
El hambre es una de esas entidades que el poeta He
siodo menciona entre las criaturas de la Noche. Limo, el
Hambre, es hija de la Noche, y nació, al mismo tiempo
que el Crimen, la Oscuridad, el Olvido y el Sueño. El Ol
vido, el Sueño y el Hambre: un siniestro trío de potencias
aviesas y tenebrosas está al acecho.
En este caso, el Hambre es la primera en atacar. En
tonces recurren a la pesca. Los marineros atrapan algún
pez de vez en cuando, pero no basta; apenas tienen comi
da. Ulises, una vez más, se aleja de sus compañeros, sube a
la cima de la isla para reflexionar qué se puede hacer y se
duerme. Una vez más, nuestro héroe se ve envuelto por las
tinieblas del sueño que le envían los dioses. Mientras
duerme, el Hambre tiene el campo libre y, utilizando la
voz de Euríloco, se dirige a sus restantes compañeros: «No
nos quedaremos cruzados de brazos hasta morirnos por
inanición. Fijaos en esas magníficas reses: basta con mirar
las para que la boca se haga agua.» Aprovechando la au
sencia de Ulises, el hecho de que está encerrado en el
mundo de las tinieblas y no se encuentra entre ellas, vigi
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