Page 122 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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lante,  cercan el rebaño.  Sacrifican a varios animales de los
        que han cazado. Los persiguen,  los acosan, los degüellan y
         los asan.  Dejan una parte en  unos  calderos  y se comen  el
         resto.  En ese momento, en la cima de la isla, Ulises se des­
         pierta.  Le llega un olor a grasa y a carne asada. Víctima de
         repente  de  una  angustia  terrible,  se  dirige  a  los  dioses:
         «¡Dioses, me habéis engañado,  me habéis enviado la oscu­
         ridad  de  este  sueño,  que  no  era  un  dulce  sueño,  sino  un
         sueño  de  olvido  y  muerte,  para  que  me  encuentre  ante
         este  sacrilegio!»  Baja e  insulta  a  sus  compañeros,  pero  és­
         tos,  sin  recordar  sus  consejos  y  su  promesa,  sólo  piensan
         en comer.
             Mientras tanto, ocurren varios prodigios: aquellas bes­
         tias,  que han sido cortadas en pedazos y asadas, siguen ba­
         lando como si estuvieran vivas.  Están  muertas, pero  toda­
         vía  viven,  ya  que  son  inmortales.  Se  ha  confundido  lo
         salvaje con lo civilizado, pues  no se ha hecho  un sacrificio
         agradable a los dioses para propiciárselos, sino una despia­
         dada  cacería  de  animales  sagrados.  Los  prodigios  se  mul­
         tiplican,  pero  los  compañeros  de  Ulises  sólo  piensan  en
         comer y saciarse;  a continuación, se duermen.  Inmediata­
         mente, las olas se amansan y cesa el viento.Vuelven el mar.
         Suben  a  la  nave,  y  tan  pronto  como  ésta  ha  abandonado
         la isla,  Helios eleva su protesta,  pero esta vez no se dirige a
         Poseidón,  sino directamente a Zeus:  «¡Mira lo que has he­
         cho!  ¡Han  matado  a  mis  animales,  tienes  que  vengarme!
         ¡Si no lo haces, yo, el Sol, dejaré de brillar sobre los huma­
         nos  mortales que ven  sucederse en la  tierra el día y la no­
         che! ¡Bajaré al reino de las tinieblas, a iluminar a los muer­
         tos!  ¡Descenderé al Hades y mi luz iluminará las tinieblas!
         ¡Y vosotros  permaneceréis  sumidos en  la noche,  tanto los
         dioses como los hombres!» Zeus le disuade.  «Yo me encar­
         go de todo», afirma.
             Por su falta de vigilancia,  Ulises ha permitido que sus

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