Page 146 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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rienda de viejo pordiosero, está delante de ella, con los
ojos entornados; no dice ni una palabra. Penélope no con
sigue hablar, se dice que aquel anciano no tiene nada en
común con su Ulises. Penélope se encuentra en una situa
ción diferente a la de los demás. Ellos, con el regreso de
Ulises, recuperan una posición social definida. Telémaco
necesitaba un padre y, cuando Ulises aparece, vuelve a ser
su hijo. El padre de Ulises tiene que recuperar a su hijo. Al
igual que los criados, que añoraban al amo del que estaban
privados, todos ellos necesitaban a Ulises para ser ellos
mismos, para restaurar la relación de dependencia en que
se basaba su posición social. Pero Penélope, por su parte,
no necesita un marido, no es un esposo lo que busca, tiene
más de cien pretendientes que revolotean alrededor de sus
faldas desde hace años aspirando a ese título y fastidiándo
la. No quiere un nuevo marido, quiere a Ulises. Quiere a
ese hombre. Quiere exactamente «al Ulises de su juven
tud». Ninguno de los signos que resultan convincentes a
los ojos de los demás, señales públicas como la cicatriz, el
hecho de que él haya tensado el arco, proporcionan la
prueba de que se trata de su Ulises. Otros hombres po
drían presentar las mismas señales. Quiere a Ulises, es decir,
a un individuo concreto, que ha sido su esposo en el pasa
do y lleva veinte años desaparecido; ese foso de veinte años
debe ser colmado. Así pues, necesita que Ulises le dé una
prueba secreta que sólo ellos dos puedan conocer, y hay
una. Penélope tiene que ser más astuta que Ulises. Sabe
que éste es capaz de mentir, así que le tenderá una trampa.
UN SECRETO COMPARTIDO
Avanzado el día, Ulises es metamorfoseado por Ate-
nea para recuperar sus facciones propias: es Ulises, pero
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