Page 164 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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les corresponde,  las mujeres permanecen en casa, y los ex­
           tranjeros no son admitidos; también cree que Asia, Orien­
           te,  está  poblada  por  gentes  afeminadas,  acostumbradas  a
           obedecer las órdenes de los tiranos, mientras que Grecia es
           tierra de hombres libres.
               Comparado con Penteo, el joven Dioniso es, en cierto
           modo,  su  retrato y su doble:  son primos  hermanos,  de  la
           misma familia,  los dos  naturales de Tebas,  aunque  uno de
           ellos  tenga  a  sus  espaldas  un  pasado  errante.  Tienen  la
           misma  edad.  Si  quitáramos  a Penteo  esa  especie  de  capa­
           razón  que  se  ha  construido  para  sentirse  realmente  un
           hombre,  un anér,  un hombre  que sabe lo  que se debe a sí
           mismo y lo  que  debe  a la comunidad,  siempre dispuesto,
           cuando  es  preciso,  a  mandar y  castigar,  nos  encontraría-
           mos exactamente a Dioniso.




           «LE HE VISTO VERME»


               El  sacerdote  Dioniso  actuará  con  una  inteligencia  de
           sofista,  con  unas preguntas y unas  respuestas ambiguas,  a
           fin de despertar el  interés de Penteo  por lo que ocurre en
           un  mundo  que  éste  no  conoce y  que  no  quiere  conocer,
           ese desordenado mundo  femenino.  En el  gineceo aún  lle­
           gamos a saber algo de lo que las mujeres hacen -jamás sa­
           bemos  del  todo  lo  que  maquinan  esas  diablesas,  pero,
           grosso  modo,  las  controlamos-,  mientras  que  en  campos  y
           bosques, entregadas a sí mismas, lejos de la ciudad, lejos de
           los  templos y las calles,  donde todo está perfectamente ca­
           librado,  en  plena  naturaleza,  sin  testigos,  quién  sabe hasta
           dónde pueden llegar. De todos modos, a Penteo le gustaría
           saberlo.  En  este  diálogo  entre Penteo y Dioniso,  con pru­
           dencia,  Penteo  pregunta:  «¿Quién  es  ese  dios?  ¿Cómo  le
           has  conocido?  ¿Le  has  visto?  ¿De noche  en sueños?»  «No,

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