Page 161 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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que su falta hubiera sido desear esta relación demasiado
estrecha-, los tébanos la niegan: la consideran un cuento
chino. Están de acuerdo con la boda de Cadmo y Harmo
nía, eso sí, pero se trataba de fundar una ciudad humana
organizada según criterios estrictamente humanos. Dioni-
so, por su parte, pretende -pero de otra manera que en el
momento de las nupcias de Cadmo y Harmonía- resta
blecer el vínculo con lo divino. Restablecerlo no con mo
tivo de una fiesta, de una ceremonia en la que los dioses
son invitados para irse una vez terminada, sino en la pro
pia vida humana, en la totalidad de la vida política y cívi
ca de Tebas. Pretende introducir un fermento que abra
una nueva dimensión en la existencia cotidiana de todo el
mundo. Para eso, tiene que enloquecer a las tebanas, unas
matronas sólidamente instaladas en su condición de espo
sas y madres y cuya forma de vida está en las antípodas de
la de las mujeres lidias que componen el séquito de Dio-
niso. Así que las hace caer presas de su delirio.
Abandonan a sus hijos, interrumpen de repente sus
tareas caseras, dejan a sus maridos y se van a las montañas,
a las tierras sin cultivar, a los bosques. Allí se pasean con
unas indumentarias impropias de damas tan dignas, y se
entregan a toda clase de locuras, que los campesinos con
templan con sentimientos contradictorios, a un tiempo
estupefactos, admirados y escandalizados. Penteo es infor
mado de la situación. Su cólera aumenta. Actúa, en pri
mer lugar, contra las devotas seguidoras del dios, las ba
cantes, consideradas responsables del desorden que se ha
extendido entre las mujeres de la ciudad. Ordena que
apresen a todas las lidias fieles al nuevo culto y las encar
celen. Y sus órdenes son obedecidas. Pero, tan pronto
como entran en la cárcel, Dioniso las libera por arte de
magia. Las tenemos de nuevo cantando y bailando por las
calles, haciendo sonar sus crótalos, alborotando. Penteo
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