Page 158 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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del  rey de  los  dioses,  desea  que  se  le  aparezca en  todo  el
         resplandor de su persona,  con toda su majestad de sobera­
         no  de  los  afortunados  inmortales.  No  para  de  implorarle
         que  se  le  muestre  así.  Está  claro  que  para  los  humanos,
         aunque los dioses acudan a veces  a sus nupcias,  la preten­
         sión de que éstos se presentan tal como son ante sus ojos,
         como harían unos amantes mortales, entraña algún riesgo.
         Cuando  Zeus cede al  ruego  de  Sémele, y se le muestra en
         todo  su  deslumbrante  esplendor,  Sémele  es  consumida
         por  la  luminosidad  y  el  fulgor,  el  resplandor  divino  del
         que es su amante.  Se abrasa.  Como ya está preñada de un
         hijo  de Zeus,  Dioniso,  Zeus no vacila ni  un segundo, ex­
         trae del cuerpo de Sémele,  que está a punto de consumir­
          se,  al  pequeño, se  hace un  corte  en el muslo,  lo  abre y lo
         convierte  en  un  útero;  allí aloja  al pequeño  Dioniso,  que
         es en aquel momento un feto de dos meses. De ese modo,
          Dioniso será doblemente hijo de Zeus,  será el «nacido dos
         veces».  Llegado  el  momento,  Zeus  reabre  su  muslo  y  el
          pequeño  Dioniso  sale  de  él  de  la  misma  manera  que  ha
          sido  extraído  del  vientre  de  Sémele.  El  niño  es  extraño,
          anormal desde  el punto  de vista divino,  ya que es el mis­
          mo  tiempo  el  hijo  de  una  mortal  y  de  Zeus  en  toda  su
          gloria. Es extraño porque ha sido alimentado en parte por
          el vientre  de una mujer y en  parte por él  muslo de  Zeus.
          Dioniso  tendrá  que  luchar  contra  los  celos  tenaces  de
          Hera,  que  no  perdona fácilmente las  aventuras  de Zeus y
          siempre detesta los frutos de sus amores clandestinos. Una
          de las grandes preocupaciones de Zeus es sustraer a Dioni­
          so de la mirada de Hera y confiarlo a unas nodrizas que lo
          oculten.
              Apenas  comienza  a  crecer,  comienza  también  a vaga­
          bundear  y  a  ser  objeto  de  las  persecuciones  de  algunos
          personajes  que  no  quieren  que se  cuestione  su  poder.  En
          especial,  cuando  todavía  es  muy  joven,  desembarca  en

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