Page 154 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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expedición  de  los Argonautas,  consigue  con  sus  hechizos
       hacer girar  la llave, y,  según otras,  es  Heracles quien,  con
       una saeta,  consigue herir a Talos en  ese punto vital y ma­
       tarlo.
           Sea como  sea,  el caso es que,  con Europa,  estamos en
       el  marco  de un  rapto,  del  paso de  un  mundo  a otro y de
        una situación  de aislamiento  para esa  Creta que se encie­
        rra en  sí  misma.  Casi  sería mejor  utilizar la palabra vaga­
        bundeo  que  la  de  paso:  cuando Agenor  se  entera  por las
        compañeras  de  la  joven  de  que  Europa  ha  sido  raptada
       por un toro,  moviliza a su mujer y a sus hijos y les confie­
        re la misión de recuperar a su hija y hermana. Ya tenemos,
        pues,  a los tres hermanos y a la madre de viaje y vagabun­
        deando a su vez,  abandonando  el lugar natal, su familia y
        su  reino,  y  desparramándose  por  el  mundo  entero.  A  lo
        largo de estas incesantes peregrinaciones, fundarán una se­
        rie  de  ciudades.  Cadmo  parte  con  su  madre  y acaba  por
        llegar  a Tracia,  siempre  detrás  de  su  hermana  Europa,  ya
        que  Agenor  ha  advertido  a  sus  hijos  y  a  su  mujer  que
        no  deben  regresar a casa si  no  les  acompaña  la joven.  La
        madre  de  Cadmo,  Telefasa,  morirá  en  Tracia  y  recibirá
        grandes honras fúnebres.
            En ese momento, Cadmo se dirige a Delfos para saber
        qué  debe  hacer.  El oráculo  le  dice:  «Acabadas  las  peregri­
        naciones,  tienes  que  detenerte,  tienes  que  asentarte,  ya
        que  no  encontrarás  a  tu  hermana.»  Europa  ha  desapare­
        cido,  nadie  sabe  qué  ha  sido  de  ella;  en  realidad,  está
        recluida  en  Creta,  pero  ¿quién  podría  saberlo,  si  no  es  el
        oráculo  de  Delfos?  Sin  embargo,  éste precisa:  «Seguirás  a
        una vaca, también viajera, por donde vaya. Europa ha sido
        secuestrada por un toro viajero, que se ha establecido. Tú
        sigue  a  esa vaca y,  en  tanto  que  ella  siga adelante,  tú  no
        dejes  de seguirla,  pero  el  día  en que  se  tumbe y  no  se  le­
        vante,  fundarás  allí  una  ciudad,  y encontrarás  tu  raíz,  tú,

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