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esto  lo  más  admirable.  Cuando  un  barquillo  de  éstos  va  a  toda  furia,  no  los
         alcanzará  una  posta  por buena  que  sea.
              Pescan con fisgas peces tan grandes como un hombre. Esta pesquería de las
         fisgas  (para ]a  pobreza de  los  indios)  es  semejante  a la  que  hacen  en  Vizcaya
         de  las  ballenas.  En la  fisga  atan  un  cordel  delgado  que  los  marineros  llaman
         volantín,  es  de  veinte,  treinta,  cuarenta  brazas;  el  otro  cabo  atan  a  la  proa
         del  barco.  En hiriendo  al  pez,  suelta  el  indio  las  piernas,  y  con  ellas  abraza
         su barco,  y con  las  manos  va  dando  carrete al  pez  que  huye  y en  acabándose
         el  cordel,  se  abraza  con  su  barco  fuertemente,  y  así  asido  1o  lleva  el  pez
         si  es  muy  grande,  con  tanta  velocidad  que  parece  ave  que  va  volando  por
         la  mar.  De  esa  manera  andan  ambos  peleando  hasta  que  el  pez  se  cansa  y
         viene  a manos  del  indio.  También  pescaban  con  redes  y  anzuelos  mas  todo
         era  pobreza  y  miseria,  que  las  redes  {por  pescar  cada  uno  para  si  y  no  en
         compañía)  eran  muy  pequeñas  y  los  anzuelos  muy  desastrados,  porque  no
         alcanzaron  acero  ni  hierro,  aunque  tuvieron  minas  de  él,  mas  no  supieron
         sacarlo.  Al  hierro  llaman  quíllay.
             No  echan  vela  en  los  barquillos  de  enea,  porque  no  tienen  sostén  para
         sufrirla  ni  creo  que  camina  tanto  con  ella  como  camina  con  solo  un  remo.
         A  las  balsas  de  madera  se  la  echan  cuando  navegan  por la  mar.  Estos  inge•
         nios  que  los  indios  del  Perú  tenían  para  navegar  por  la  mar y  pasar  los  ríos
         caudalosos  yo  los  dejé  en  uso,  y lo  mismo  será  ahora  porque  aquella  gente,
         como  tan pobre,  no  aspiran  a cosas  mayores  de las  que  tenían,  En  la  historia
         de  la  Florida,  Libro  sexto,  dijimos  algo  de  estos  ingenios,  hablando  de  las
         canoas  que en  aquella  tierra  hacen  para  pasar  y navegar  los  ríos,  tantos y  tan
         caudalosos  como  allí  los  hay.  Y  con  esto  volvamos  a  la  conquista  del  Inca
         Cápac  Yupanqui.





                                    CAPITULO  XVII

              DE  LA  REDUCCION  DE  CINCO  PROVINCIAS  GRANDES,
                               SIN  OTRAS  "MENORES



          DE CttAYANTA  sali6  el  Inca,  habiendo  dejado  en  ella  la  gente  de  guar-
               nici6n  y los  ministros  necesarios  para  su  idolatría  y  para  su  hacienda,
         y  fue  a  otras  provincias  que  hay  en  aquella  comarca  que  llaman  Charca.
         Debajo  de  este  nombre  se  encierran  muchas  provincias  de  diferentes  nacio-
         nes  y  lenguas,  y  todas  ellas  son  del  distrito  Collasuyu.  Las  más  principales
          son  Tutora,  Sipisipi,  Chaqui,  y  al  levante  de  éstas,  que  es  hacia  los  Antis,
         hay  otras  provincias  que  llaman  Chamuru  (en  la  cual  también  se  cría  la

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