Page 123 - Mahabharata
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1. El comienzo 103
en el constante miedo de ser devorados por ti en cualquier momento. Pero si quieres
escucharnos tenemos una sugerencia que hacerte. Cada semana se te proporcionará
una carreta llena de excelentes alimentos y junto con ella se te ofrecerá también un ser
humano. Entre nosotros organizaremos turnos para poder alimentarte como tú deseas.
Pero por favor, ya no irrumpas más en nuestra ciudad matándonos por sorpresa. De esta
forma viviremos con más tranquilidad y tú podrás recibir tu alimento con regularidad ».
Al rakshasa le pareció bien y consolidó el pacto. Y cumpliendo con lo pactado se ha
estado siguiendo esa norma durante los últimos años, de modo que en turno rotatorio,
de cada casa se escoge una persona para ofrecerla como víctima al rakshasa, junto con
una carreta llena de alimentos. Y mañana me tocará ir a mí. Es por eso que estamos
llorando, porque si yo muero no habrá nadie que pueda cuidar de mi esposa y mis hijos,
y si es mi esposa la que muere, mis hijos quedarán huérfanos porque yo ya no podré
vivir sin ella. Así que hemos decidido que mañana iremos todos para ofrecernos como
víctimas al rakshasa.
Kunti estaba muy apenada por la desdicha del brahmín. Le dijo:
—No te preocupes. Nadie tendrá que morir, tú tan sólo prepara la comida y yo me
ocuparé del resto; tengo cinco hijos y enviaré a uno de ellos con la comida. Quiero
agradecerte tu amabilidad al ofrecernos tu casa durante estos días.
El brahmín indignado le dijo:
—De ninguna manera, vosotros sois mis invitados, ¿acaso crees que soy tan egoísta
que voy a permitir que sacrifiques a uno de tus hijos por salvar mi vida?. Vosotros
sois tan buenos, que antes preferiría morir que cometer el pecado de dejar morir a otro
brahmín. Por favor, no quiero que vuelvas a mencionarlo.
Kunti le sonrió y le dijo:
—Te aseguro que mis hijos no son ordinarios mortales, son los favoritos de los dioses.
Tengo un hijo muy fuerte que será capaz de matar al malvado Baka. Por favor, ten fe en
mí, permíteme enviar a uno de mis hijos con la carreta llena de comida. Tan sólo te pido
una cosa: no quiero que le digas a nadie lo que te he dicho.
El brahmín y su esposa no sabían qué añadir después de aquello. Kunti les había
hablado con tal seguridad que no pudieron más que aceptar su oferta.
Kunti se reunió de nuevo con Bhima y después de contarle todo, le hizo la proposición.
Bhima se puso contentísimo, gritaba:
—¡Madre, imagínate! ¡una carreta llena de comida!. Mataré al rakshasa, pero
asegúrate de que haya suficiente comida y de que sea sabrosa. Kunti se rió y le dijo:
—La esposa del brahmín es una buena cocinera y además es muy generosa. Vamos a
consolarla. Se reunieron con el brahmín y su familia y les aseguraron de que a la mañana
siguiente Bhima iría a la montaña con la carreta llena de comida.