Page 149 - Mahabharata
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1. El comienzo 129
El país llamado Khandavaprastha en su día fue la capital de los kurus, pero fue
devastado tiempo después por la maldición de los rishis, quienes lo castigaron debido
a la mala conducta del hijo de Budha. La capital tuvo que ser abandonada y ahora era
un lugar estéril y árido; nadie podía vivir allí. No crecía nada, ni siquiera los animales
podían sobrevivir en aquel lugar. Así de inaprovechable era la tierra que se le había
adjudicado a Yudhishthira como su parte de la tierra de los kurus.
Literalmente, el rey dijo la verdad cuando declaró que la mitad del reino sería gober-
nada por Yudhishthira, ya que, en extensión, Khandavaprastha era la mitad del reino.
Yudhishthira, al igual que Krishna, conocía muy bien la naturaleza de la tierra de la
que había sido nombrado rey, siendo tan pomposamente coronado por su tío. Pero ya
estaba cansado de las constantes peleas con sus primos. Él era amante de la paz, y si a
Duryodhana le molestaba su presencia en Hastinapura, Yudhishthira también compartía
recíprocamente este sentimiento. No podía concebir la idea de vivir para siempre en
la corte de Dhritarashtra. Él quería paz, así que no se opuso y aceptó aquella injusticia.
No porque no pudiera luchar sino porque no quería hacerlo; odiaba la guerra. Tenía el
cuerpo de un kshatrya y la mente de un sanyasin. Su otro nombre era Ajatasatru. Este
nombre iba acorde con él, pues no quería ser enemigo de nadie.
Llegaron a Khandavaprastha y al contemplar el desolado paisaje que se extendía ante
ellos Krishna dijo:
—Yudhishthira, mira qué país tan hermoso te ha concedido tu encantador tío. Aquel
que mirando al relámpago piensa en lo bello que es, se suele olvidar del trueno que
con toda seguridad estallará tras él. Al rey le sucede lo mismo. El hecho de que esta
injusticia haya sido impuesta por el anciano Bhishma significa ya que todos ellos van a
enfrentarse con su destino. Cada uno de ellos cosechará el fruto de sus acciones, pero
todo esto sucederá en el futuro. Ahora, veamos qué podemos hacer para sorprender al
rey ciego. —Krishna hizo venir a Indra y le dijo—: Indra, Dhritarashtra, el monarca de
los kurus, ha sido muy bondadoso al ofrecer este pedazo de tierra a los pandavas. Ahora
dejo en tus manos la tarea de cambiar su aspecto. Se le llamaba Khandavaprastha, pero a
partir de ahora se llamará Indraprastha, pues tú serás quien le dé nueva vida. Por favor
haz lo que sea necesario para embellecer este lugar. Que sea tan exuberante y fértil que
únicamente pueda ser comparable en su esplendor con Indraloka, tu mundo. »
Indra dijo:
—Visvakarma, el arquitecto divino, se encargará de esto. Se convertirá en el lugar
más maravilloso del mundo entero.
Y en un día propicio, se comenzó la reconstrucción del lugar. Vyasa estaba allí para
recitar las sagradas fórmulas mágicas. La magia de Visvakarma entró en acción, y, en
poco tiempo, el lugar se transformó completamente. La ciudad enseguida quedó lista
para la entrada de los pandavas. Y Yudhishthira entró a la ciudad en medio del júbilo de