Page 151 - Mahabharata
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1. El comienzo                                                                           131


               bosque y permanecer allí alojado durante un año. Estaban contentos con esta decisión
               pues así no habría posibilidad de disputas entre ellos.

                   Un día, un brahmín se acercó a Arjuna y le contó que un ladrón le había robado
               sus vacas. Estaba frenético por la pérdida de sus queridos animales. Así que pidió a
               Arjuna que se las rescatara. No era una tarea difícil, así que Arjuna accedió a hacerlo
               e inmediatamente se dirigió al lugar donde se guardaban las armas. Entonces, de
               repente, recordó que esa era la casa de Yudhishthira. El momento no era propicio porque
               Yudhishthira y Draupadi estaban allí juntos en ese momento. Arjuna no sabía qué
               hacer, así pues le dijo al brahmín que no le era posible coger su arco en ese momento,
               excusándose así:
                   —Por favor no te preocupes, rescataré tus vacas, puedes estar seguro. Pero no ahora
               mismo. Debo esperar a que un hermano me dé permiso para coger el arco y las flechas.

                   Pero el brahmín no le escuchaba. Arjuna intentó en vano tranquilizarle hasta que
               por fin tuvo que acceder a su deseo. Decidió ir a coger su arma y así lo hizo. Y comenzó
               a seguirle la pista a los ladrones, que no habían ido muy lejos pues las huellas todavía
               estaban frescas. Arjuna les persiguió, rescató sin esfuerzo las vacas y se las devolvió al
               brahmín, el cual se fue bendiciendo a Arjuna y alabando su valor.
                   Tras esto, Arjuna fue a su hermano y le pidió permiso para ir de peregrinación por
               todos los ríos sagrados. Yudhishthira se sintió afligido y dijo:
                   —Arjuna, no creo que sea necesario, se trataba de una emergencia. No fue algo como
               si hubieras venido intencionadamente a molestarnos. Tenías que entrar. Por favor desiste
               de tal propósito, yo no te culpo, ni tampoco estoy ofendido; no hiciste nada malo. Pero
               Arjuna insistiendo dijo:

                   —Mi señor, no es correcto buscar excusas para evitar mi marcha o mi peregrinación.
               Nos habíamos impuesto unas condiciones determinadas y debo obrar en consecuencia.
               Siendo tú una persona que siempre ha sido justa, no debes permitir que tu cariño por mí
               haga tambalear tu amor por la justicia. Por favor, dame permiso para que me vaya.
                   Yudhishthira, muy a pesar suyo, dio permiso a Arjuna para irse a su exilio voluntario
               durante un año.
                   Arjuna, después de un viaje agradable, llegó a las orillas del río Ganges donde se
               bañó. Y cuando iba a salir del agua, fue capturado por una hermosa doncella, que le
               llevó a su palacio en el fondo de las aguas. Arjuna estaba asombrado y le preguntó la
               razón de su extraña conducta. Ella observaba a Arjuna, que estaba de pie mirándola, con
               una sonrisa en los ojos. Por fin, muy tímidamente le respondió;

                   —Yo soy la hija del rey de Nagaloka. Mi nombre es Ulupi. Te vi cuando estabas en
               las aguas del río y me he enamorado de ti; debes aceptar mi amor.
                   Arjuna le contó quién era él y que estaba cumpliendo un exilio de un año, y añadió:
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