Page 148 - Mahabharata
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                   Krishna esbozó una sarcástica sonrisa. Yudhishthira se dio cuenta, pero no dijo nada.
               Fue a donde el rey estaba sentado y saludándole dijo:

                   —Obedeceré cualquier cosa que digas. Krishna seguía sonriendo sin decir nada. En
               los labios del sabio Vidura, también se dibujaba una expresión de picardía. Dhritarashtra
               llamó a Vidura a su lado y le dijo:

                   —Debes apresurarte con los preparativos para la coronación. Decoremos la ciudad
               con los mejores ornamentos para celebrar este gran acontecimiento. Estoy enormemente
               complacido con el curso que están tomando los acontecimientos. Siento que me he
               quitado un gran peso de encima. Veré al hijo de mi hermano convertido en el señor de la
               tierra.
                   Bhishma, Drona y Kripa estaban contentos por las afectuosas palabras del rey. Por fin
               Krishna habló y dijo:

                   —Entiendo el ansia del rey por celebrar la coronación. Es correcto que los preparativos
               se hagan inmediatamente. Todos estamos ansiosos de ver a Yudhishthira coronado rey.
                   En ese momento entró Vyasa. Todos los reunidos en el salón se levantaron como
               si fueran uno, y le rindieron honores. Él estaba allí para presidir la ceremonia. Los

               preparativos eran ciertamente exuberantes. Parecía como si el rey estuviera celebrando
               la coronación de su propio hijo, así de cálido y entusiasta era todo el ambiente.
                   En el día propicio sugerido por Vyasa, se celebró formalmente la coronación. Kripa,
               Bhishma, Drona, Dhaumya, Vyasa y Krishna bendijeron a Yudhishthira con estas pa-
               labras: « ¡Que conquistes el mundo entero! ¡Que realices el gran Rajasuya y el yaga
               Aswamedha! ¡Que vivas por largos años y gobiernes el mundo como lo hicieron tus
               antepasados! ¡Que tu fama se propague por los cuatro vientos al igual que la brisa se
               lleva el perfume de las flores! »

                   Los corazones de todos los asistentes estaban llenos de gozo, todos menos el de
               Duryodhana, naturalmente. El rey sabía el dolor que estaba consumiendo a su hijo y
               estaba intentando encontrar algún medio para tranquilizarle. Duryodhana significaba
               para él su propia vida. El rey en presencia de todos los cortesanos y de Krishna, dijo a
               Yudhishthira:
                   —Ahora eres el señor de Khandavaprastha. Es lo propio que vayas a tu reino y
               comiences a gobernarlo tan pronto como puedas. Fue en Khandavaprastha donde

               gobernaron nuestros antepasados pauravas, Nahusha y Yayati y fue la capital del reino
               de los kurus durante mucho tiempo. Espero que disfrutes de una vida feliz allí.
                   Yudhishthira recibió su encomienda con la humildad que le caracterizaba. Se despidió
               de toda la familia real y de la gente de la ciudad, y acompañado por Krishna se dirigió
               hacia su reino.
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