Page 146 - Mahabharata
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               desafiando así a los ancianos. Todavía su corazón no se había endurecido tanto en contra
               de los pandavas. Todavía le quedaba un poco de decencia. Vidura se fue a Panchala

               donde fue agasajado por Drupada y los pandavas. Krishna se encontraba en Dwaraka y
               llegó a sus oídos la noticia de que los kurus habían intentado luchar contra los pandavas
               después de que éstos revelaran su auténtica identidad y que el ejército de los kurus había
               sido derrotado. Entonces se puso en camino hacia Panchala junto con su hermano y su
               ejército. Krishna y Balarama estaban ya en la corte de Drupada cuando llegó Vidura. Las
               lágrimas resbalaban por las mejillas de Vidura al contemplar a los pandavas.
                   Estaba sobrecogido de emoción. Nunca apreciamos cuánto valor tienen las cosas y las
               personas hasta que nos enfrentamos a la posibilidad de perderlas, y así le ocurría a Vidura.
               Sólo pensar que habían escapado del terrible incendio de Varanavata, le hacía darse
               cuenta de lo mucho que significaban para él. Vidura ofreció a Draupadi y a los pandavas
               los valiosos regalos que les enviaba Dhritarashtra. Pasaron algún tiempo dialogando
               sobre un sin fin de cosas, hasta que finalmente abordaron el tema que preocupaba a
               todos los allí reunidos: el mensaje del rey. Vidura se dirigió a Drupada y le dijo:
                   —Mi hermano Dhritarashtra me rogó que os diera recuerdos a todos. Bhishma y su
               amigo Drona os envían, también, sus afectuosos saludos. El rey al igual que los príncipes
               y ancianos kurus se consideran muy afortunados de poder tener relación con vosotros.
               El rey está deseoso de ver a sus hijos los pandavas. Tan grande es su alivio al saber que
               han escapado de la muerte en Varanavata, que quiere abrazarles con todo su afecto.
                   En ese instante, una sonrisa ingenuamente traviesa iluminó el rostro de Krishna.
               La cara de Bhima era todo un cuadro. Arjuna estaba mordiéndose el labio inferior y
               Yudhishthira intentaba no sonreír. Vidura, como si no hubiera advertido esto, continuó:
                   —El rey desea que su nuera venga a Hastinapura y complazca a la ciudad, que está
               muy entusiasmada con la idea de ver a los pandavas y a su esposa. Están delirando de
               alegría al conocer la buena fortuna con la que han sido favorecidos los pandavas. —Ese
               fue el final del mensaje del rey, tras lo cual Vidura añadió:— Será para nosotros un gran
               honor si les permites que me acompañen a Hastinapura.

                   Drupada dijo:
                   —Me siento inmensamente complacido y honrado por esta alianza con la noble Casa
               de los Kurus. Respecto a su ida a Hastinapura, quizá no sea la persona adecuada para
               decidirlo, lo dejo en las manos de Yudhishthira y sus hermanos; además, Balarama y
               Krishna también están aquí: yo me atendré a su decisión.
                   Entonces Krishna dijo:
                   —Creo que deben ir a Hastinapura.
                   Al oír esto Arjuna giró asustado su mirada hacia el dulce rostro de Krishna, pero no
               dijo nada. Drupada dijo que los pandavas podían irse libremente y complacer al rey ya
               que éste parecía estar en muy buena disposición hacia ellos.
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