Page 141 - Mahabharata
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1. El comienzo                                                                           121



                                                      Capítulo XXXIX
                                               PÁNICO DE LOS KURUS
                                  POR EL RESURGIMIENTO DE LOS PANDAVAS


                    A noticia de que los pandavas estaban vivos y de que ahora eran los yernos del
               L poderoso rey Drupada, se propagó como el fuego. Y lo mismo ocurrió con la noticia
               de que Arjuna era el brahmín que había ganado la mano de Draupadi. Fácilmente se
               podía adivinar cuáles eran los sentimientos de los kurus al respecto. Para ellos eran
               noticias terribles. Sakuni estaba furioso, pues el hecho de que los pandavas hubieran
               escapado del atentado de Varanavata era un milagro aún mayor que el que le sucedió a
               Bhima al escapar de la muerte cuando fue mordido por las serpientes.
                   Sakuni sugirió que debían desafiar a los pandavas y luchar contra ellos, mas algunos
               de los ancianos dijeron que esto no sería muy político. Uno de ellos dijo:

                   —Los pandavas no están ni mucho menos indefensos. Tienen a Drupada, Dhrishta-
               dyumna, Krishna, Balarama y todas las huestes de los Vrishnis para ayudarles. Es mejor
               pactar con ellos.
                   Entonces Radheya dijo:

                   —No hay duda de que hay mucho que decir sobre la fortaleza de los pandavas. Pero
               no es propio de un kshatrya estar haciendo un doble juego. Si queremos la supremacía,
               éste es el momento. Quizás ahora sean poderosos, pero nosotros no somos mujeres.
               Podemos luchar; si no lo hacemos ahora, no lo haremos nunca. Vayamos al país de los
               Panchalas y desafiemos a los pandavas. Podremos derrotarles fácilmente.
                   Esta arenga de Radheya agradó a la mayoría, así que formaron un ejército y se
               pusieron en marcha hacia Kampilya.

                   La batalla fue de corta duración y tuvo un resultado decisivo. Las tropas de los
               kurus fueron derrotadas. La ira de los pandavas era como la de una serpiente herida;
               demostraron ser demasiado fuertes para los kurus, así que Duryodhana y su ejército
               regresaron a Hastinapura. Tuvo que aceptar que los pandavas eran más poderosos de lo
               que él había pensado. Su corazón estaba a punto de romperse. No hablaba con nadie;
               ni con sus hermanos, ni con sus amigos. Se sentaba solo durante horas en su aposento,
               pensando que había sido engañado por la Providencia. No pensaba en otra cosa que
               en los pandavas. Dussasana se reunió con él para confortarle, escuchándole mientras
               desahogaba en él todas sus penas. Duryodhana le dijo:
                   —¿Quién iba a pensar que Purochana iba a fallar de esta forma? Es un necio. Cierto
               es que los pandavas están favorecidos por los dioses, si no ¿cómo puede explicarse el
               hecho de que Radheya haya sido derrotado dos veces por ese asno engreído de Arjuna?
               Cuando les enviamos a Varanavata estaba seguro de que no les volvería a ver. Pero aquí
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