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—Comprendo tu enojo, lo que dices es cierto. No es costumbre que una mujer tenga
más de un marido. Pero nosotros somos diferentes; siempre hemos compartido todo.
Siempre hemos estado juntos y nada puede interponerse entre nosotros, nada puede
separarnos. Además, ahí tienes a nuestra madre. Nunca ha pronunciado una sola palabra
indebida y cuando regresamos a casa con tu hija ella nos dijo: « Compartid entre todos
el biksha. » Para nosotros, nuestra madre tiene más valor que todos los dharmasastras
juntos. En cuanto a la posibilidad de que este matrimonio sea indebido, he oído que en
muchas ocasiones varios rishis han compartido la misma mujer. La hija del sabio Tatila
tuvo siete maridos y hay otros casos más. Nunca he concebido pensamientos indignos,
ni tampoco mi madre. Puedes descansar seguro de que esto es correcto.
Drupada aún no se quedaba tranquilo con estos ambiguos argumentos de Yud-
hishthira. Estaba totalmente confuso en cuanto a qué debía hacer.
En ese momento entró Vyasa y todos se dirigieron a él para que les ayudara a salir de
ese apuro. Drupada le dio la bienvenida muy respetuosamente. Estaba muy orgulloso por
la visita de aquel gran hombre. Vyasa era la morada de la sabiduría y la personificación
de la rectitud. Después de que todos se sentaran, Drupada le expuso su dilema. Vyasa
sonrió y le dijo:
—Este es el motivo por el que he venido. Quiero saber todas vuestras opiniones
al respecto. —Y después de haberlas oído todas, dijo:— No hay duda de que lo que
dice Drupada es cierto. La costumbre de que una mujer tenga más de un marido no ha
sido muy frecuente en los últimos tiempos pero sí se ha hecho en el pasado. Además
aquí ocurre que toman parte seres divinos. Draupadi, en su vida anterior rogó al Señor
Sankara que le concediera cinco maridos en su siguiente vida. Yo conozco el secreto que
hay detrás de todo esto. No se me permite contaros cuál es, pero puedes fiarte de mi
palabra, Drupada, no harás nada contra el Dharma consintiendo este matrimonio. No
habrá ninguna transgresión del Dharma.
Drupada quedó ya satisfecho con estas palabras, el gran Vyasa había respaldado el
matrimonio, así que accedió a esta boda tan poco usual, de una mujer con cinco hombres.
En un día propicio, cuando la Luna estaba en conjunción con la estrella Rohini, los
cinco hermanos se casaron con Draupadi. Los hijos de Pandu ya no tenían que temer
a los hijos de Dhritarashtra. Con Drupada y con su hijo Dhrishtadyumna, nacido del
fuego, apoyándoles y teniendo de su lado a los Vrishnis encabezados por Krishna, no
tenían nada por lo que preocuparse. Y, así, pasaron unos días dichosos en la corte de
Drupada, en la ciudad de Kampilya.