Page 196 - Mahabharata
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               acabado, puedes invitar a los hijos de Pandu a ver ese nuevo sabha. Allí podrás celebrar
               tu juego de dados. Lo dejo todo en vuestras manos.

                   Eso era lo que ellos querían. Sakuni y Duryodhana se fueron con sus corazones
               cantando de alegría.
                   La construcción del sabha comenzó y las noticias llegaron a Vidura, el cual se dirigió
               al rey y le dijo:
                   —¿Qué es lo que oigo acerca de que se está construyendo un sabha en Jayanta? He
               oído que los pandavas van a ser invitados. ¿Cuál es la razón que hay detrás de esta
               repentina hospitalidad? También he oído que se va a jugar una partida de dados. ¿Qué
               es lo que te propones, hermano mío? Los pandavas son felices en su lejana ciudad. Tú y
               tu hijo Duryodhana os habéis liberado de ellos. ¿No puedes ser feliz ahora? ¿No estás
               satisfecho? ¿Por qué eres tan despiadado con los hijos de tu hermano? ¡Eres realmente
               cruel! —A Dhritarashtra no le gustaban las palabras de Vidura. Vidura continuó con sus
               argumentos. Le dijo—: Esta empresa no es buena para ti. Este juego de dados será el
               causante de nuevas disputas. Por favor, detén los preparativos.

                   Dhritarashtra, con voz quejumbrosa, le dijo:
                   —Nada de eso ocurrirá. Después de todo, los dados son un juego de príncipes. Sólo
               será un pasatiempo para pasar un buen rato. En mi presencia y en la de Bhishma, no
               pasará nada. Si algo ocurriera, no será demasiado malo: digas lo que digas, o pase lo que
               pase, este juego de dados tiene mi beneplácito y mi total aprobación.
                   Vidura estaba extremadamente disgustado con las palabras de su hermano y con
               su conducta, pero tenía que callarse. El rey parecía inclinado a destruirse a sí mismo y
               también a su hijo.

                   La construcción del sabha había finalizado y Dhritarashtra estaba incluso más emo-
               cionado que Duryodhana. Mandó llamar a Vidura y le dijo:
                   —Quiero que vayas a Khandavaprastha. Debes decir a mi hijo Yudhishthira estas
               palabras, que expresan mi deseo: « He construido un hermoso sabha y he oído que
               también Maya ha construido un hermoso sabha para ti. Ven a ver mi sabha. Quiero que
               vengas y pases algunos días conmigo. Puedes pasar momentos muy felices jugando a los
               dados que tanto te gustan. » Yudhishthira no me desobedecerá. Él vendrá. Tráele aquí
               tan pronto como puedas.
                   El pobre Vidura hizo otro intento infructuoso para evitar la calamidad. Pero el anciano
               rey estaba decidido.

                   Con el corazón apesadumbrado, Vidura dejó Hastinapura.
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