Page 267 - Mahabharata
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3. En el bosque                                                                          247


                   Los cuatro comenzaron a disparar afiladas flechas sobre el ejército de los gandharvas.
               La lucha fue intensa ya que los gandharvas eran guerreros de gran valor. En cuanto a

               los pandavas, las palabras de Yudhisthira les habían hecho comprender que su deber
               inmediato era liberar a las mujeres de la escolta de Duryodhana, e incidentalmente a él
               también. Querían liberarle para poder luchar contra él más tarde. Yudhisthira les había
               tocado inteligentemente en un punto débil: su amor propio. Cuando vio el estado de su
               ejército, el jefe de los gandharvas fue al frente y comenzó a luchar. Luchó desde el cielo,
               lanzando gadas y flechas desde lo alto, pero Arjuna podía desenvolverse fácilmente en
               ese tipo de lucha. El gandharva bajó y se reveló a sí mismo. Arjuna se sorprendió cuando
               vio quién era, no era cualquier gandharva, era uno que él conocía muy bien, porque
               habían estado juntos muy a menudo. El gandharva era Chitrasena, el querido amigo y
               guru de Arjuna, que le enseñó a bailar y tocar música cuando Arjuna estuvo en la corte
               de Indra. Viéndole, Arjuna tiró su arco y corrió hacia él. Los dos amigos se abrazaron
               con cariño.
                   Los cinco se sentaron y pasaron algún tiempo hablando de los acontecimientos que
               habían ocurrido desde su último encuentro. Arjuna sonrió a Chitrasena y le dijo:
                   —¿Cómo ha sido esto amigo mío? ¿Por qué has capturado de este modo a nuestro
               Duryodhana y a su escolta? Chitrasena le contestó:
                   —Es una historia muy larga, escúchame atentamente. Tu Duryodhana, como tan
               cariñosamente le llamas, vino a Dwaitavana, no a inspeccionar las vacas, sino para veros
               sufrir. Vinieron a ver al noble Yudhisthira en el bosque, vestido con piel de ciervo y
               cortezas de árbol; vinieron a ver a Bhima delgado y enfermo por la vida del bosque, con
               su poderosa figura cubierta de harapos. Vinieron a ver a los hermosos hijos de Madri con
               aspecto de ascetas, con su brillante belleza completamente eclipsada por sus andrajos.

                   »Vinieron a ver sufrir a Draupadi para poder reírse de ella. Vinieron a verte a ti,
               Arjuna, pensando que serías extremadamente infeliz desde que volviste de la morada de
               tu padre. Indra, tu padre, supo sus intenciones y me dijo: “Baja a la tierra, lucha contra
               ese Duryodhana y captúralo. Arjuna y sus hermanos serán enviados por Yudhisthira
               para que le rescaten. Arjuna es tu amigo y discípulo, puedes contarle todo esto. Este
               rescate por parte de los pandavas enseñará una lección a Duryodhana. Será suficiente
               humillación para él como para que se sienta en deuda con los pandavas.” Esta fue la
               orden de tu padre; en cuanto a estos pecadores, no os los daré a vosotros. Habéis sido
               mandados por Yudhisthira, le entregaré mis prisioneros a él. Dejadle que él haga con
               ellos lo que le plazca. »
                   Se fueron todos en grupo hacia donde estaba Yudhisthira, el cual, tras liberar a los
               cautivos, dijo:
                   —Mi querido Chitrasena, te estoy agradecido por esto. No quería que nuestros
               nombres quedasen marcados con el estigma de que permitimos que nuestros primos
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