Page 325 - Mahabharata
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emocionado de ver la excelente ayuda que le proporcionaban los pandavas y él también
combatió bien. Virata se movía con rapidez cortando el camino al ejército enemigo,
cual hoz que siega un campo de maíz. Se encontró con Susarma y se produjo un duelo
singular entre ambos. El polvo que se levantaba de la tierra cubría el campo de batalla
y casi ocultaba la luz del Sol, por lo que todo el campo quedó oscurecido. Susarma el
trigarta, aprovechando la repentina oscuridad que cayó sobre el campo, capturó al rey
de los matsyas. El arco de Virata quedó partido en dos y Virata estaba indefenso. Una
vez capturado, le sacaron de su carro y le llevaron al de Susarma. La oscuridad fue
desapareciendo y los soldados vieron que su rey había sido capturado. Cundió el pánico
entre ellos y todos empezaron a huir del campo de batalla.
Yudhisthira, viendo lo que ocurría, dijo a Bhima:
—El rey ha sido capturado por Susarma, el cual cree que el rey está indefenso. Quiero
que vayas a rescatar a Virata. A lo que Bhima dijo:
—Seguro, ese tonto no se imagina quiénes protegen al rey. Por supuesto, iré a rescatar
al rey.
Dicho esto, Bhima, viendo un árbol cercano intentó arrancarlo de raíz, pero Yudhis-
thira sonriendo le dijo:
—Por favor, Bhima, no hagas eso. No hagamos nada por lo que podamos ser recono-
cidos. Si usas tu técnica, estoy seguro de que Susarma adivinará quién eres. Lucha como
los demás y lleva a cabo tu tarea. ¡Deja ese árbol en paz!
Bhima, riéndose a carcajadas, dijo:
—Tienes razón, mi señor, allá voy.
Bhima y sus hermanos Nakula y Shadeva subieron a sus carros y se dirigieron
apresuradamente en busca de Susarma. Yudhisthira les siguió y los cuatro desafiaron al
trigarta. Virata, al ver a los cuatro guerreros combatió con vigor renovado y levantando
su maza luchaba con Susarma dentro del mismo carro. Antes de que se quisieran dar
cuenta Bhima ya había saltado al carro de Susarma el trigarta y le acosaba diciendo:
—Has estado atacando a nuestro rey y a nuestros rebaños, has herido a los pobres
inocentes que guardaban el ganado y sin ningún motivo ni provocación por nuestra
parte has provocado la guerra contra los matsyas. ¿No debería acaso matarte por esto?
Bhima le derrotó fácilmente dejándole inconsciente y le ató de pies y manos. Luego
liberó a Virata y llevando a Susarma a su propio carro le trajo ante Yudhisthira, quien
riéndose de su víctima dijo a Bhima:
—Suelta al pecador.
Pero Bhima no lo hizo y dijo: