Page 326 - Mahabharata
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                   —Susarma, si tienes deseo de vivir, debes admitir delante de toda esta gente, de tus
               soldados y de los nuestros, que eres un esclavo de nuestro rey. Esas son las normas de la

               guerra y debes seguir las reglas.
                   Yudhisthira sonriendo a su hermano le dijo:
                   —Déjalo, no continúes insultándole. Desde que ha sido derrotado, él ya es un esclavo.
               No le humilles pidiéndole que lo admita, suéltale.
                   Susarma, con el rostro encendido de vergüenza, se retiró de su presencia. Habían
               recuperado el ganado y habían derrotado al enemigo. Virata estaba muy complacido con

               los cuatro pandavas y pasaron la noche en las tiendas de campaña que levantaron en el
               campo de batalla.
                   Virata no encontraba palabras para alabar a Yudhisthira y dijo:
                   —No sé cómo voy a recompensaros por vuestra ayuda. Fuisteis vosotros cuatro
               quienes ganasteis hoy esta guerra para mí. De no ser por vuestra oportuna intervención,
               hubiera sido yo la víctima de Susarma. Os daré todo lo que poseo. Decidme cómo puedo
               pagaros.

                   Yudhisthira dijo:
                   —Estoy contento de que te hayamos sido de ayuda. Lo que hicimos era nuestro
               deber. Tú nos has ayudado durante todos estos meses y esto fue solamente nuestra
               forma de demostrar nuestra gratitud. No tienes que pagar nuestra « bondad », como tú
               te complaces en llamarla, pues no hemos hecho nada extraordinario.
                   Virata, sin embargo, no estaba satisfecho y quería darles todo lo que poseía y dijo:

                   —Cuando pienso en el valor de Valala, no tengo palabras para expresarme. Debo
               recompensarle.
                   Yudhisthira le dirigió dulces palabras y le pidió al rey que enviara mensajeros a la
               ciudad anunciando su victoria y también encargó que se hicieran los preparativos para
               la entrada triunfal del rey en la ciudad. Pasaron una noche muy feliz en el campo de
               batalla. Y después de haber salido el Sol, decidieron encaminarse a la ciudad.


                                                       Capítulo XIV
                                      UTTARAKUMARA, EL JOVEN PRÍNCIPE


                   EGÚN habían programado, los kurus atacaron la ciudad por el lado norte al día
               S siguiente del ataque de los trigartas. Los pastores, que habían sido tomados por
               sorpresa sin poder defender las vacas, se apresuraron a ir al palacio a contar lo sucedido.
               Entraron al palacio mas no encontraron a nadie, más que al joven hijo de Virata, llamado
               Bhuminjaya y más conocido por el nombre de Uttarakumara. Los pastores fueron a él y
               le contaron el estrago que había causado el asalto de los kurus y le dijeron:
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