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—Susarma, si tienes deseo de vivir, debes admitir delante de toda esta gente, de tus
soldados y de los nuestros, que eres un esclavo de nuestro rey. Esas son las normas de la
guerra y debes seguir las reglas.
Yudhisthira sonriendo a su hermano le dijo:
—Déjalo, no continúes insultándole. Desde que ha sido derrotado, él ya es un esclavo.
No le humilles pidiéndole que lo admita, suéltale.
Susarma, con el rostro encendido de vergüenza, se retiró de su presencia. Habían
recuperado el ganado y habían derrotado al enemigo. Virata estaba muy complacido con
los cuatro pandavas y pasaron la noche en las tiendas de campaña que levantaron en el
campo de batalla.
Virata no encontraba palabras para alabar a Yudhisthira y dijo:
—No sé cómo voy a recompensaros por vuestra ayuda. Fuisteis vosotros cuatro
quienes ganasteis hoy esta guerra para mí. De no ser por vuestra oportuna intervención,
hubiera sido yo la víctima de Susarma. Os daré todo lo que poseo. Decidme cómo puedo
pagaros.
Yudhisthira dijo:
—Estoy contento de que te hayamos sido de ayuda. Lo que hicimos era nuestro
deber. Tú nos has ayudado durante todos estos meses y esto fue solamente nuestra
forma de demostrar nuestra gratitud. No tienes que pagar nuestra « bondad », como tú
te complaces en llamarla, pues no hemos hecho nada extraordinario.
Virata, sin embargo, no estaba satisfecho y quería darles todo lo que poseía y dijo:
—Cuando pienso en el valor de Valala, no tengo palabras para expresarme. Debo
recompensarle.
Yudhisthira le dirigió dulces palabras y le pidió al rey que enviara mensajeros a la
ciudad anunciando su victoria y también encargó que se hicieran los preparativos para
la entrada triunfal del rey en la ciudad. Pasaron una noche muy feliz en el campo de
batalla. Y después de haber salido el Sol, decidieron encaminarse a la ciudad.
Capítulo XIV
UTTARAKUMARA, EL JOVEN PRÍNCIPE
EGÚN habían programado, los kurus atacaron la ciudad por el lado norte al día
S siguiente del ataque de los trigartas. Los pastores, que habían sido tomados por
sorpresa sin poder defender las vacas, se apresuraron a ir al palacio a contar lo sucedido.
Entraron al palacio mas no encontraron a nadie, más que al joven hijo de Virata, llamado
Bhuminjaya y más conocido por el nombre de Uttarakumara. Los pastores fueron a él y
le contaron el estrago que había causado el asalto de los kurus y le dijeron: