Page 87 - Mahabharata
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1. El comienzo 67
Y se puso en camino de Hastinapura. Había oído que Kripa, el hermano de su esposa,
era el tutor de los jóvenes príncipes de la casa de los kurus, y sintió que por ahí había
una posibilidad de ver realizada su venganza.
Drona estaba muy contento por la forma en que Bhishma le había recibido a su
llegada a Hastinapura. Le contó el insulto que había recibido del rey Drupada y su
deseo de venganza mediante un joven arquero a quien él quería entrenar personalmente.
Bhishma le dijo:
—Has llegado al lugar correcto. Soy tutor de más de un centenar de nietos deseosos
de aprender a usar el arco. Me honraría y me alegraría mucho que pudieras encargarte
de la tarea de entrenarles hasta hacer de ellos verdaderos kshatryas.
Drona se sintió muy complacido y aceptó la oferta. Bhishma llamó a todos los
muchachos y los confió a la tutela de Drona, a quien le dijo:
—Desde hoy en adelante son tuyos. Tuya es la tarea de educarles hasta que sean
hombres, verdaderos hombres.
Los años pasaron y los príncipes fueron aprendiendo el uso de las diferentes armas,
llegando a ser auténticos expertos, pero Arjuna en especial se había convertido en el
favorito de Drona. Su amor por el arco, su incesante práctica, su extrema paciencia y su
dedicación a sus estudios y a su guru, junto con su naturaleza encantadora, se habían
ganado el corazón de Drona llegando a serle más querido que su propio hijo. En una
ocasión Drona le dijo a Arjuna:
—Te prometo que haré de ti el mejor arquero del mundo. Una vez, mientras Drona se
estaba bañando en el río Ganges, fue atacado por un cocodrilo, el cual le tenía cogido por
una pierna. A pesar de que se hubiera podido desembarazar del cocodrilo por sí mismo,
no lo hizo porque quería probar el valor de sus discípulos. Y comenzó a gritar:
—¡Salvadme! ¡salvadme de este cocodrilo!
Incluso antes de que acabara de pronunciar estas palabras, Arjuna ya había sacado
una de sus agudas y rápidas flechas dando muerte con ella al cocodrilo, a pesar de que
estaba debajo del agua. Drona estaba tan complacido con Arjuna que le enseñó el gran
astra llamado Brahmasirsha. Le enseñó cómo lanzarlo y cómo retirarlo, advirtiéndole
además sobre un detalle, le dijo:
—Este astra es demasiado poderoso para usarlo sobre ordinarios mortales. Si es
lanzado en vano sobre una persona cualquiera, destruirá el mundo entero. Sólo se debe
usar contra un rakshasa o contra un deva pervertido que esté causando estragos entre
los hombres, sólo entonces.
Arjuna lo aceptó con gran gratitud y humildad.