Page 83 - Mahabharata
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1. El comienzo 63
Entonces él le explicó lo ocurrido y que no encontraba a Bhima por ninguna parte.
Los cuatro hermanos salieron a buscarlo por todas partes llamándole a gritos: —¡Bhima!
Bhima! —Sólo el eco les respondía, la búsqueda era inútil. Regresaron a su hogar y le
dijeron a su madre que no le encontraban por ninguna parte. Kunti asustada mandó
llamar a Vidura y le dijo que Bhima se había perdido, luego le contaron todo y Kunti
añadió:
—Duryodhana odia a mi hijo y me temo que le haya hecho algo o le haya matado.
Vidura la consolaba diciéndole:
—No te preocupes, mi querida hermana, depende de ti proteger a los cuatro hijos
restantes. Si Duryodhana supiera que se sospecha de él trataría de matar a los otros
cuatro también. Los rishis han predicho que tus hijos vivirán por mucho tiempo. No
compartas tus sospechas con nadie. Estoy seguro de que Bhima está a salvo, pronto lo
tendrás junto a ti. Sé paciente y no permitas que Duryodhana sepa que sospechas de él.
Tras estas palabras de consuelo Vidura se fue. Bhima aún permanecía dormido en
las aguas del río con todos sus miembros atados al cuerpo con lianas. De repente sintió
que algo le picaba: Las serpientes habían empezado su trabajo, comenzando a morderle
por todas partes. Y entonces ocurrió algo extraño; el veneno de las serpientes resultó
ser un eficacísimo antídoto del terrible veneno que había puesto Duryodhana en la
comida. Bhima se despertó y empezó a matar a las serpientes. Algunas pudieron escapar
dirigiéndose a las regiones inferiores. Llegaron a la morada de Vasuki, su señor, y le
dijeron:
—Hay un hombre —o quizás sea el rey de las serpientes— a quien le han mordido
mil serpientes y sólo han conseguido despertarle de su profundo sueño. Ahora ha roto
todas las lianas que le ataban y está decidido a matarnos a todos. Creemos que deberías
ir a su encuentro.
Vasuki fue conducido por sus esbirros hasta el lugar donde estaba aquel hombre e
inmediatamente le reconoció; era Bhima, el hijo de Kunti. Fue hacía él y le abrazó, y
luego le dijo a su ministro:
—Dale tantas riquezas y joyas como quiera, estoy muy complacido con él.
A lo que el ministro respondió:
—Me gustaría hacer una sugerencia; él es un príncipe, y las riquezas y las joyas no le
servirían de nada. ¿Por qué no le alimentamos con nuestro elixir que otorga gran fuerza?
A Vasuki le agradó la sugerencia de su ministro, así que hizo que Bhima se sentase
mirando al oriente y le dio un cuenco lleno de elixir. Bhima se lo bebió de un solo trago
dejando pasmada a toda la asamblea. Vasuki ordenó que trajeran más y le dijo a Bhima:
—Bebe cuanto quieras. Mientras más bebas, más fuerte te harás. Cada cuenco te da
la fuerza de mil elefantes.