Page 149 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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138 Parte I I. Doctrina espiritual de Abenarabi
bajo su dirección se formaba, hasta que elegía a otro de la misma o
distinta localidad. La asociación transitoria de varios condiscípulos
para aprender de un mismo maestro de espíritu, no era, sin embargo,
fenómeno raro; pero sin que esta agrupación ofreciese los caracteres
de una convivencia obligatoria, vitalicia y definitiva, como en los ce-
nobios cristianos. En el islam oriental, en cambio, la organización cor-
porativa tenía ya por entonces vida floreciente, que se revelaba en di-
ferentes cofradías, hermandades u órdenes, sometidas cada una a su
regla, y fundadas por grandes ascéticos y místicos desde el siglo vi
de la hégira (1). Abenarabi las conoció de cerca, desde que llegó a
oriente, y si bien no parece que jamás durante su larga vida profesase
en ninguna de ellas para encerrarse en el claustro, la aversión que al
principio le inspiraban debió irse borrando poco a poco, por influen-
cia del medio, hasta el punto de redactar su Amr, que como dijimos
es una especie de regla monástica o norma de vida para los cenobi-
tas (2).
El monacato cristiano la empieza a tener desde el siglo iv: el
abad Palamón la dió ya a su discípulo San Pacomio antes del año 320,
y tras ella aparecieron las de Poemen, Isaías, San Antonio y San Ba-
silio. Tedas ellas consisten en una serie de fórmulas concisas sobre
el modo de conducirse los monjes en la celda, en la mesa, en la oración,
en los viajes, en el trato con sus hermanos, aparte de útiles consejos
para la vida espiritual. Una de esas reglas, atribuida a San Antonio,
se ha conservado en redacción o traducción árabe, síntoma palmario
(1) Macdonald, Devclopment of muslim theology, jurisprudence and cons-
titucional theory (New York, 1903), pág. 177, 266-269.
(2) No menciona ex professo Abenarabi, entre los géneros de vida religio-
sa conventual, la de los monjes consagrados a la defensa de las fronteras, sino
incidentalmente al citar en su Risalat al-cods (§ 23) a uno de sus condiscípu-
los, Ahmed ben Hamam, joven asceta que abandonó a su madre para entrar
en la rápita de Jerumenha (Portugal). Un estudio documentado sobre la na-
turaleza de esta institución monástico-guerrera en el islam oriental y español,
neto modelo de las órdenes militares, puede verse en la obra de Oliver Asín,
Origen árabe de rebato (Madrid, 1928).