Page 157 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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140 Parte II. — Doctrina espiritual de Abenarabi
bito, como de actos anteriores al noviciado o probación (1). Sus fuga-
ces alusiones al tema no permiten, sin embargo, precisar bien ni !a
sucesión ni las rúbricas rituales de estos actos. Que había un examen
previo a la admisión es indudable; pero no aparece claro en qué se
diferenciaba del otro examen más detenido y profundo que el novi-
ciado o probación implica. Más bien se asemejaba a un rito litúrgico
de iniciación, según nos lo describe Abenarabi: al instalar al aspiran-
te en la celda personal que había de ocupar durante el noviciado, el
maestro recoge su espíritu en la presencia de Dios y examina—al pa-
recer en silencio y, por lo tanto, de una manera preternatural o mís-
tica—la espiritualidad, temperamento y carácter moral del aspirante,
pidiendo a Dios, a la vez, derrame sus bendiciones sobre él, para el
feliz éxito de su formación. Es, como se ve, un rito, más que otra
cosa; el verdadero examen viene después, durante el noviciado.
Dígase lo propio del voto: es seguro que la profesión iba acompa-
ñada de ciertos compromisos (ahd, acd) exigidos por el maestro y
contraídos libremente por el novicio. Uno de ellos, el más importante,
era el voto de sinceridad para con el maestro, indispensable para la
obediencia ciega y absoluta que, como veremos, constituye la base car-
dinal de !a formación monástica. Los que hacían profesión de pobreza
voluntaria (los focará), claro es que contraían !a obligación de ob-
servarla. Los novicios que aspiraban a la vida contemplativa, eran so-
metidos, desde la profesión, a la dura prueba de privarlos de todo
medio de subsistencia propio, a fin de que, abandonados así a la pro-
videncia, adquiriesen la virtud cristiana de la abnegación de la volun-
tad (tawácol). Esta prueba implicaba también el voto de pobreza,
aunque los textos no lo consignen. A veces, alude Abenarabi a ciertos
votos de caridad heroica, tales, como el de preferir en todo los pobres
a los ricos y el de sacrificar la fortuna, el honor y hasta la vida por
el bien espiritual de todos los hombres.
La toma de hábito tampoco aparece más que aludida de paso, al
margen de una prohibición: la que veda al novicio el uso de! hábito,
que recibió de mano del maestro, fuera de la ocasión solemne de la
(1) Amr, 84, 87, 89, 90, 92, 111, 114; Tabdirat, 239.