Page 162 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Las conferencias ascéticas.— El tiempo libre  151
       local especial, pues el número de oyentes reclamaba capacidad mayor;
        la tercera, en cambio, tenía lugar en la celda personal del maestro.
       No desciende Abenarabi  a muchos pormenores  al  prescribir en su
       Amr la obligación que al maestro incumbe de dar estas tres conferen-
       cias de ascética; pero en su Risalat al-cods saltan esporádicamente al-
       gunos otros rasgos descriptivos que completan aquella documentación.
       Coordinadas ambas fuentes, se vislumbra que en la clase primera tan
       sólo explicaba el maestro casos ejemplares de virtud y santidad para
       excitar a los principiantes a emprender animosos el camino de la per-
       fección. De temas doctrinales ascéticos o místicos no parece que de-
       bía tratar, salvo la mera enumeración de las gracias o carismas con
       que Dios distingue a sus elegidos. La conferencia segunda, exclusiva
       ya para los novicios, era más doctrinal, abarcando todo  el contenido
       de la disciplina ascética y la explicación de los efectos que en el alma
       produce el ejercicio de la oración mental. Un libro de texto, la Risala
       del Coxairí o el tratado del Mohasibí, era leído por un novicio y expli-
       cado por el maestro. La lección se daba por la mañana y al terminarla
       se recitaba una oración (1).
          El tiempo libre que de esta organización fija quedase a los novi-
       cios debían emplearlo en sus respectivas celdas en ejercicios devotos
       o prácticas de piedad, rezo de jaculatorias singularmente, prescritas
       en particular por el maestro a cada discípulo. No se habla en el Amr
       de trabajos manuales taxativamente; pero en el Tadbirat se aconseja
       a los principiantes que se ganen la vida con un oficio, si no han logra-
        do todavía la virtud del tawácol, es decir,  el ciego abandono en las
       manos de  la providencia. Claro es que  los novicios que ejercían  el
       cargo de fámulos gastaban  el tiempo libre en las faenas del servicio
       doméstico, guisar, lavar, etc., aparte de servir a la mesa a la comuni-
       dad de los hermanos y especialmente al superior o maestro (2).
          La documentación es deficiente en lo que toca a los recursos eco-
       nómicos de los cenobios. En España, donde la vida cenobítica ya he-
        mos visto que no estaba reglada,  el problema de  la manutención de
         (1)  Amr, 86, 87, 90; Risalat al-cods, §  2, 7.
         (2)  Amr, 92;  Tadbirat, 228, 233, 239.
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