Page 165 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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154 Parte II. — Doctrina espiritual de Ab enarabi
cripciones atinentes a la clausura, pues también en los cenobios del
oriente cristiano estaba vedada a los religiosos la entrada en !as cel-
das de sus hermanos sin previo permiso del maestro (1). La modestia
en ia vista es otro pormenor típico, tanto, que hasta hubo monjes que
se imponían como norma el no mirar jamás alrededor (2). La confe-
sión espontánea era costumbre corriente entre los monjes de la Te-
baida: los novicios declaraban sus defectos a los ancianos para reci-
bir sus consejos y corregirse (3). También las conferencias ascéticas
son de origen monástico cristiano y formaban parte inexcusable de la
regla en días y horas determinados: San Pacomio en la suya las en-
comienda al prior dos veces por semana y exige de los cenobitas todos
la asistencia sin excusa (4). En lo que toca a la comida, el mismo
San Pacomio, igual que Rufino, Paladio y Casiano, prescriben a los
monjes que se cubran la cabeza con el capuchón para no mirar lo que
come el vecino, y la prohibición de comer entre horas, fuera del refec-
torio, era tan absoluta entre los monjes cristianos como entre los mu- 1
sulmanes (5). Finalmente, también la barba crecida y sin cuidar era
uno de los caracteres distintivos de los monjes de la Tebaida y aun de
todo el oriente: San Epifanio censuraba, como Abenarabi, a los que
se rasuraban, y los solitarios sirios conservaban sus cabellos hirsutos
y sin cortar, a través de largos años (6). La pobreza absoluta, sin
pedir limosna y a veces hasta sin aceptarla, fué asimismo norma de
muchos cenobitas del oriente cristiano: San Isidoro de Pelusa, San
Nilo y San Basilio reprueban en sus reglas el pedir, como síntoma de
rebajamiento espiritual y de falta de fe en la providencia. Por eso, al
entrar en el cenobio daban a los pobres todo cuanto poseían. Y aunque
los monasterios llegaron a veces a contar con abundantes recursos eco-
nómicos gracias a la piedad de los fieles, cada cenobita carecía de pro-
Besse, 189. Lo mismo que Abenarabi, prohibían también San Pacomio
(1)
y San Basilio la familiaridad con los niños. Cfr. Pourrat, 1, 157.
(2) Cfr. Verba scniorum (P. L., LXXIII, S6) apud Besse, 497.
(3) Besse, 205 y Pourrat, 1, 178.
(4) Besse, 233.
(5) Besse, 317 y Pourrat, I, 155.
(6) Besse, 263-264.