Page 17 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Sufismo ortodoxo y heterodoxo  13
       evolución orgánica, a través de los siglos (1). Los teólogos y místi-
       cos del islam, repensando y viviendo las ideas y los métodos de vida
       espiritual que se asimilaron y sistematizándolos científicamente, crea-
       ron  así  teorías,  explicativas de  los fenómenos  ascéticomísticos, de
       mayor coherencia lógica y de un tipo filosófico más depurado que los
       que la literatura patrística y monástica anterior al islam había podido
       elaborar. He aquí por qué cuando aquellas teorías más perfectas  lle-
       garon después a ser conocidas por los teólogos y ascéticos  cristianos,
       no tuvieron éstos  el menor escrúpulo en aprovecharlas, ya que a su
       mayor coherencia lógica y perfección filosófica y literaria unían un
       contenido ideológico esencialmente cristiano por su origen, aunque
       en casos esporádicos estuviese alterado y corrompido por el contagio
        de aquellas otras ideas extracristianas, que  el islam se asimiló tam-
       bién, procedentes del neoplatonismo alejandrino, del gnosticismo, del
       mazdeísmo persa y hasta del remoto budismo de la India.
          5.  Dos tipos cardinales cabe por eso distinguir en la mística mu-
        sulmana: uno, ortodoxo, que se caracteriza por su sobria austeridad
       en todo lo que atañe a la doctrina de la unión extática, cuya esencia,
       por sobrenatural e inaccesible al análisis de la razón discursiva, queda
        siempre celada discretamente tras  el velo de su inefable sublimidad,
       que los teólogos de este tipo ortodoxo se declaran incapaces de reve-
        lar con palabras, porque sólo por experiencia se puede gustar. Alga-
        zel es el ejemplar más característico de estos místicos ortodoxos, para
        quienes  la perfección moral y  la santidad se cifran en las virtudes,
        más que en los divinos favores y carismas, raptos, éxtasis e ilumina-
        ciones. El otro tipo, el de la mística heterodoxa, sin excluir ni menos-
        preciar las virtudes, antes bien, ponderando su valor y preconizando
        su práctica, las mira, más bien que como fin, objetivo y meta de la
        perfección, como simples medios para llegar a  la unión extática,  la
        cual, además, es considerada explícitamente como una aniquilación o
        anonadamiento del alma que, al absorberse en Dios, pierde, no sólo

          (1)  Essai, op.  cit. y Al-Halláj  (París, Geurhner,  1922).
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