Page 18 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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14   ¿Existió una espiritualidad islámica, análoga a  la cristiana?
       su conciencia, sino hasta su personalidad, al modo del nirvana búdico.
        El murciano Abenarabi es uno de los ejemplares más característicos
        de esta mística heterodoxa, para la cual la identificación panteísta es
        la meta de la perfección y sus aspiraciones más elevadas los carismas
        de iluminación y taumaturgia, aun a despecho de las constantes re-
       servas con que inútilmente se esfuerza por borrar la impresión teosó-
       fica que sus escritos dejan en el ánimo del lector avisado. En el fon-
        do, pues, bien se ve, una y otra mística, la ortodoxa y la heterodoxa,
       conservan íntegro el caudal de ideas y métodos ascéticos del monaca-
        to cristiano oriental. Y las esporádicas desviaciones de tipo panteís-
       ta que ofrece la mística heterodoxa no hacen sino subrayar, por ex-
       cepción,  la analogía fundamental que hemos comprobado entre las
        dos espiritualidades cristiana e islámica.

          6.  Pero esta analogía ¿es meramente verbal y formal, o  tras-
        ciende además a la esencia de la vida y del pensamiento espiritual?
          Es éste ya un problema más grave y complejo que el de la pura
        analogía literaria y externa. Cabe imitar un método de vida y aceptar
        las fórmulas literales de un ideario y, sin embargo, no penetrar en  el
        espíritu de éste y de aquél, bien por incomprensión, bien por error,
        bien por ineptitud. Un símbolo, una imagen, una metáfora y hasta
        una sentencia o axioma filosófico pueden sugerir a dos cerebros un
       contenido ideológico o emocional bastante diferente. Imposible pene-
        trar en el fondo de las almas y sorprender allí el sentido real de sus
        representaciones y el tono y orientación de sus sentimientos. Hay que
        inferirlo por las palabras y los actos del sujeto. Ahora bien, partien-
        do del supuesto de la sinceridad de! sujeto (que sería absurdo e in-
       justo negar en todos los casos), es evidente que los sufies o místicos
       musulmanes hablan y obran, en muchos casos, exactamente igual que
        los místicos cristianos. Excluidos el dogma de la Trinidad y  el de la
        Encarnación del Verbo y consiguiente divinidad de Cristo, los idearios
        teológicos y los métodos ascéticos y las teorías místicas son en un
       todo análogas. Es cierto que la exclusión de ambos dogmas—el trini-
       tario y el teándrico—dificulta gravemente el proceso psicológico indis-
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