Page 19 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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¿Puede darse en  el islam la gracia santificante?
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       pensable para concebir y experimentar los más altos grados de  la
       vida espiritual, singularmente el del amor divino y el de la unión trans-
       formante; pero ya veremos también cómo varios sufíes, Abenarabi
       entre ellos, conscientes de esa necesidad, intentaron excogitar ensayos
       de adaptación de ambos dogmas cristianos a  la teología del islam.
       Por otra parte,  si las obras son criterio infalible para juzgar de los
       estados de alma, tampoco cabe negar que entre los místicos musul-
       manes  se han dado ejemplos de perfección  espiritual  altísima. La
       suma enorme de estos ejemplos reclama del historiador desapasiona-
       do e imparcial el reconocimiento ecuánime de que no todos pueden
       ser falsos. En  el fondo de un tan gran número de relatos hagiográfi-
       cos tiene que haber algunos y hasta muchos que sean históricos. Ade-
       más, las leyendas siempre se basan en algo real. ¿Qué dificultad, por
       otra parte, puede haber, lógica o teológica, para admitir que hombres
       educados con una ideología y una disciplina ascética, fundamental-
       mente cristianas, hayan practicado de hecho las virtudes cristianas?

          7.  Es un axioma católico que Dios no niega su gracia al que hace
       lo que está de su parte (1). Es, por  el contrario, herética la propo-
       sición jansenista que dice "Omnia infidelium sive peccatorum opera
       sunt peccata" (2). Es cierto, no obstante, que "sine fide impossibile
       est placeré Deo"; pero los teólogos más discretos en este problema
       de la salvación de los infieles interpretan esas palabras en el sentido
       amplio de una fe implícita, pues también dice el Apóstol que "acce-
       dentem ad Deum oportet credere quia est et inquirentibus se remu-
       nerator sit". Basta, pues,  la fe en un Dios creador y remunerador,
       para lograr la salvación, es decir,  la gloria, que es la gracia suma.
       ¿Por qué, por lo tanto, no otorgaría Dios también las otras gracias
        (que son de menos trascendencia que  la gloria, pues tan sólo son

         (1)  "Facienti quod  est  in  se, Deus non denegat gratiam".  Cfr. Caperan,
       Le problémc du salut des infideles. Essai théologique. (París, Beauchesne, 1912;,
       págs. 39-47.
         (2)  Cfr. Caperan, Le probléme du salut des  infideles. Essai  historique.
        (París, Beauchesne,  1912), págs. 311-316, 330, 524.
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