Page 21 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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La ascética cristiana en  el islam  17
          Para hacerse cargo de la verosimilitud de esta hipótesis, conviene
        recordar que los musulmanes aceptan en principio la verdad de la re-
        velación cristiana, exactamente igual que la mosaica y  la islámica:
        para ellos, Dios ha revelado a los hombres tres leyes, que se han su-
        cedido en la historia: la de Moisés y los demás patriarcas y profetas
        del Antiguo Testamento fué completada por la de Jesús (profeta, pero
        no Dios), y ésta, a su vez, lo fué más tarde por la de Mahoma. Así
        como  los apóstoles y los primeros cristianos no abandonaron, sino
        tarde, las prácticas judaicas, y, aun después de abandonarlas, la Igle-
        sia cristiana se considera depositaría de  la revelación mosaica,  así
       también el islam, lejos de adoptar enfrente del cristianismo la actitud
        hostil que muchos  le suponen, admite  la divina misión de Nuestro
        Señor Jesucristo y la verdad de su revelación. Pero, a la vez, la fe que
        también prestan los muslimes a  la divina misión de Mahoma (cuya
        revelación, es decir, el Alcorán, niega la Trinidad y la Encarnación),
        les obliga, para ser coherentes, a suponer que estos dos dogmas de la
        Iglesia cristiana son innovaciones heréticas, introducidas por ella en
        el depósito auténtico de  la revelación divina que Jesucristo enseñó.
       Por eso, suponen también que el texto del Nuevo Testamento, y sin-
       gularmente el de los Evangelios, ha sido alterado y no representa hoy
        la genuina enseñanza profética de Jesús. En cambio, los relatos de
       sus altos ejemplos de virtud heroica y de sus preceptos y consejos de
       perfección moral (que por tradición derivada de los evangelios canó-
       nicos y apócrifos se incorporaron pronto, según hemos dicho (1), a
       la doctrina y a la vida de los ascetas musulmanes), son considerados
       por todo musüm devoto como supervivencias de la enseñanza autén-
       tica de Jesús, tan auténtica casi como los versículos del Alcorán en
       que se narran hechos o dichos suyos que proclaman muy alto sus do-
       tes de inspiración profética, sus milagros y su santidad sobrehumana.
          Hasta tal punto llega en algunos sufíes la imitación y el amor de Je-
       sús, que, aun sin creer en su divinidad, lo colocan por encima de Ma-


         (1)  Cfr. supra, pág.  8.
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