Page 26 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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cias gratis datas. Parece claro que la gratuidad de estas últimas debe
ser subrayada con más fuerza que la de las otras gracias, llamadas
por los teólogos gratum pacientes. Al menos, así lo sugiere su nom-
bre peculiar, que, si algo quiere decir, es que Dios no ha previsto, para
otorgarlas, los méritos del sujeto, o sea, que en el orden de la Pro-
videncia aparecen tales gracias menos vinculadas que las otras a una
preparación activa del que las haya de recibir. Santo Tomás, efectiva-
mente, pone de relieve este carácter de las grafías gratis datas, al
hablar del milagro y del don de profecía (1). Uno y otro pueden
darse, según él, en un sujeto que carezca de santidad, cabalmente por-
que están ordenados por Dios, no tanto al bien personal de quien los
recibe, cuanto a utilidad espiritual del prójimo, es decir, a la conver-
sión de las almas a Dios. Si, pues, según esto, hasta el hombre que
no posea la rectitud moral puede ser empleado por Dios como instru-
mento para atraer a las almas hacia El, otorgándole las gracias del
milagro y de la profecía, ¿cuánto más verosímil será suponer que las
otorgue a quienes por añadidura posean dicha rectitud moral, con el
mismo fin de convertir las almas hacia El?
9. Pero se dirá: Es que en tal hipótesis, es decir, ateniéndonos a
nuestro caso, resultaría que al otorgar Dios el milagro, la profecía y
los otros carismas místicos a musulmanes rectos y virtuosos, lejos de
lograrse el fin providencial a que tienden, se frustraría, puesto que
tales gracias carismáticas contribuirían a confirmar a las almas en el
error del islam.
El mismo Doctor Angélico reconoce implícitamente la fuerza de
esta posible objeción, al decir que los milagros principalmente se otor-
gan por Dios al hombre, para confirmar la verdad de la doctrina que
éste enseña. Cuando, pues, esta doctrina sea del todo falsa, es impo-
sible suponer que Dios la confirme con el don de los milagros. Pero
ya hemos visto que no todo el credo islámico es erróneo. En él se
contiene un cierto caudal de verdades, tomadas del depósito de la
(1) Cfr. Summa íheot., l.a-2ae, q. 111, a. 1; 3.a, q. 7, a. 7; q. 43, a. 1.