Page 205 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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194       Parte II.—Doctrina espiritual de Abenarabi

        tiana, es para Abenarabi indispensable, como puerta que da acceso a
        la oración de soledad, para recibir las luces de lo alto que son su fruto.
        Pero aun entonces cabe ilusión en el sujeto, si éste no está bien dis-
        puesto para recibirlas, discernirlas y aprovecharlas: las almas de tem-
        peramento imaginativo, de fantasía desenfrenada, se ven expuestas a
        tomar por iluminación divina lo que sólo es efecto de su mental des-
        equilibrio, ya sea éste ingénito y connatural a su propia complexión,
        ya adquirido por imprudentes excesos en la disciplina ascética; por
        eso Abenarabi recomienda al devoto que haya de entrar en la soledad
        una discreta templanza en la nutrición, que debe ser vegetal, evitando
        todo exceso, así en  el hambre como en la hartura, para precaver  el
        peligro de trastorno mental. Una sólida instrucción teológica es tam-
        bién indispensable, porque para discernir con tino los estados anor-
        males que al alma sobrevienen en la soledad, no basta un cualquier
        elemental conocimiento de psicología mística, sino un profundo y sutil
        análisis de las inspiraciones, capaz de distinguir las ilusorias de las
        auténticas, y, dentro de éstas últimas, las diabólicas, las angélicas y
        las divinas. De aquí que Abenarabi aconseje que no entre en la sole-
        dad el devoto de temperamento imaginativo y deficiente instrucción es-
        piritual, sin la guía de un experto y docto director de almas,  el cual
        aplique en cada caso las normas para  el discernimiento de espíritus,
        que en su lugar oportuno explicaremos.
          A estos requisitos de aptitud remota añádense otros de prepara-
        ción próxima, que constituyen propiamente  el método práctico de la
        oración de soledad. Siendo  el fin esencial de este ejercicio la unión
        con Dios por  el aislamiento, así físico como espiritual, dos medios
        inexcusables hay que utilizar para lograrlo: es  el primero,  el físico,
        la reclusión en celda aislada, estrecha y oscura, que evite toda distrac-
        ción de los sentidos; es el segundo, el espiritual, el recogimiento inte-
        rior del alma que facilite la concentración del espíritu en  el pensa-
        miento de solo Dios, vaciándolo de toda idea, imagen y deseo  que
        puedan disipar o turbar la atención. Puesto ya el devoto en la pre-
        sencia de Dios, con los sentimientos de la más profunda humildad y
        respeto, y previa la ablución  ritual que es de rigor para la oración
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