Page 206 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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El método práctico de su ejercicio  195
       litúrgica, prepárase  al ejercicio con un acto de dolorosa contrición,
       seguido de otro de abandono o dejamiento en las manos de Dios. Sién-
       tase seguidamente en medio de la celda en dirección a la alquibla, se-
       gún el rito de la oración litúrgica. Con los ojos cerrados, para mejor
       conservar el espíritu recogido, y las manos puestas sobre las rodillas,
       comienza a recitar una jaculatoria breve cualquiera. Abenarabi reco-
       mienda como más eficaz la primera de las dos partes que integran la
       fórmula de fe islámica: "No hay Señor, sino Dios", pero proferida en
       dos tiempos, correspondientes a los dos incisos de que consta:  el pri-
       mero, "No hay Señor", vacía el alma de toda imagen, idea y deseo de
       las cosas que no son Dios; el segundo fija y concentra todas las ener-
       gías espirituales del sujeto en Dios solo, preparándolo a la contem-
       plación extática (1).
         Hasta aquí, difícilmente cabría encontrar en el método de Abena-
       rabi diferencias notables, respecto del usado por los monjes clausura-
       dos del oriente cristiano que al principio describimos. Tan sólo los adi-
       tamentos rituales—ablución y orientación—disfrazan con ropaje islá-
       mico la antigua práctica monacal. La repetición de oraciones breves o
       de jaculatorias, consistentes en pocas palabras o en  el solo nombre
       de Dios, coincide también con la análoga práctica de los solitarios
       cristianos del oriente y la de nuestros místicos del siglo xvi (2). Pero
       hay algo más:  la emisión rítmica y cortada de los dos incisos de la
       jaculatoria va acompañada de isócronos movimientos de la cabeza y
       tronco, que se inclinan y yerguen alternativamente  al proferir cada
       uno de ambos, de modo que  el primero se pronuncie con la cabeza

         (1)  En Anwar,  15, recomienda Abenarabi una jaculatoria más breve to-
       davía: la sola palabra Alá (Dios) para lograr la concentración del espíritu.
         (2)  Véase, por ejemplo, a  Fr. Jerónimo de  la Madre de Dios, confesor
       de Santa Teresa, que dice en su Peregrinación  (266, 291): "He hallado gran
       fruto en  las oraciones vocales que llaman jaculatorias, especialmente en  las
       palabras  del Pater Noster, que se pasaban muchas horas repitiendo con  la
       boca "sanctificetur nomen tuum", teniendo en  el corazón  el deseo de  lo que
       allí se encerraba." (lbid, 269): "Acaescido me ha en esta sola palabra Dios...,
       hallar  el alma tan gran henchimiento y satisfacción, que no quería  ni podía
       salir a otros pensamientos, y luchar con solo aquél, hasta alcanzar la bendi-
       ción... porfiando en muchas horas."
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