Page 211 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
P. 211
200 Parte 11. — Doctrina espiritual de Abenarabi
ca (1). La serie en que enumera las principales tiene, sin embargo,
interés para sugerir, por lo menos, el valor jerárquico de su respectivo
concepto. Son las siguientes: abnegación o entrega de la voluntad a
Dios (tawácol); gratitud a sus beneficios (xocr); paciencia (sabr);
conformidad (rida); servidumbre (obudía); rectitud (isticama); pu-
reza de intención (ijlás); sinceridad (sidc); vergüenza (hayáa); li-
bertad de espíritu (horría); celo (gaira); santidad (wilaya); aposto-
lado (risala); profecía (noboa); amor (mahaba). En la Tohfa y en el
Mawaqui, Abenarabi cita también, como ejemplos, varias de estas mo-
radas principales: la morada de la santa indiferencia; la de la con-
formidad con Dios; la de la familiaridad con El; las del temor y la
esperanza; la de la unión con su voluntad, etc. Al tratar en seguida de
los carismas (caramat), se completará esta teoría, preambular de la
vida mística, sobre los estados y las moradas. Pronto veremos, en efec-
to, cómo toda virtud tiene un doble fruto: su carisma correspondiente
y su grado de iluminación respectiva, si bien este segundo fruto pue-
de darse sin el primero.
La plétora de estados, moradas y grados que integran, según Abe-
narabi, la vida espiritual es un evidente efecto de la larga evolución
que en su siglo había ya experimentado la doctrina mística de los
sufíes. Desde Dulnún el egipcio, autor, en el siglo ix de J. C, de la
primera sistematización de los estados y moradas, hasta el siglo xn,
en que Abenarabi redacta sus libros, la teoría se fué complicando y en-
riqueciendo con nuevos análisis psicológicos, cada vez más sutiles y
profundos. Pero examinada en las primeras etapas de su evolución,
ofrece un esquema mucho más simple, que se reduce a muy pocos ele-
mentos. Algazel en su Ihía, por ejemplo, no nos habla más que de
nueve moradas o grados: penitencia, paciencia, gratitud, temor, espe-
ranza, pobreza de espíritu, renunciación, abnegación o entrega de la
voluntad a Dios y amor (2).
Este esquema era ya tradicional desde el siglo x, por lo menos,
(1) Cfr. Fotuhat, II, 264-486.
(2) Cfr. Asín, La mystique d'Al-Gazzáli, op. cit.